...en el oscuro pasaje de un libro me encontré, perdida el alma, perdida la noción de bien y mal, perdida la esperanza de un futuro, busqué y encontré, nada existe ni es real, sueños que se sueñan a si mismos, nieblas autosustentadas, así somos, gracias a eso podemos hacer cualquier cosa...
domingo, diciembre 23, 2012
Ensoñaciones
¿Pero de donde venía tanta nieve? Se preguntaba el joven gato. Con un sol tan brillante y sin nubes parecía formarse de repente y caer sobre cualquiera sin ningún tipo de discriminación.
La tormenta arreciaba ya en los corazones de los viandantes, y se hacía insoportable seguir allí, iba siendo hora de buscar refugio de aquella tempestad, o pronto el mismo acabaría congelado.
Sus hábiles y seguros pasos lo llevaron entre los desiertos tejados de aquella ciudad, se deslizaba por las tejas sin saber hacia donde ir ni donde encontrar respuestas a las preguntas que llevaba sobre su consciencia.
De cachorro gustaba mucho de jugar con las pequeñas briznas que el viento llevaba, las cazaba y perseguía, danzaba al viento como una de ellas y por un momento comprendía su existencia, era una brizna mas volando mecida en el aire. Ahora ya no podía hacerlo, y se preguntaba si la perdida de esa sintonía no era la causa por la que cada vez comprendiera menos cosas...
Rayos de luz filtrados por cortinas le sacaron de sus cavilaciones, hacía un momento era un gato corriendo por tejados y ahora se había vuelto a perder entre la helada tormenta de su mente...
Creía que soñaba, hacía un momento le había parecido ver unos ojos reflejados por los rayos del sol, ahora solo estaba él en los tejados, rodeado de un pegajoso y persistente frío, buscar refugio para los gigantes instantes, recordó, evitar que los recuerdos quedaran congelados y perdidos.
Volaban golondrinas entre las antenas, emigraban ya, no fueran a quedar atrapadas entre la voz dormida del olvido y se perdieran para siempre en pleno vuelo.
Saltar, guarecerse, soñar despierto como un paraguas para la creciente tormenta que sin compasión arrasaba la propia esencia de lo que encontraba a su paso...
Viejo y delgado se reflejaba en un charco de agua, sus bigotes caían flácidamente, sus patas ateridas por una multitud de tiempo se movían lentamente, se había perdido en la tormenta y los años se habían olvidado borrando la alegría de la juventud, tan solo una brizna flotaba en su mente, una brizna que era un gatito alegre que se mecía al viento ronroneando...
Un maullido desesperado en su mente lo despertó, seguía atardeciendo inexorablemente, tumbado en el sillón había soñado ser lo que no era, las hojas de los arboles se mecían en sus copas, y el era incapaz de expresar sin voz lo que sentía en ese sueño...
Sus patas ya no se movían, el remolino de hielo que lo rodeaba le había robado todos sus años, solo se mantenía en pie gracias a la luz de un recuerdo que tal vez ni fuera suyo, tal vez soñado por algún otro que el observara al pasar y enamorado de él lo había adoptado para si.
Este instante dentro de un momento sera solo un recuerdo, pensó el minino, bufo con todas sus fuerzas y de su boca salio una pequeña y fina brizna, que con su baile cortaba los haces de aire que la arrastraban, el hielo escapaba a su paso. Que hermoso pensó el gato, no importa que no fuera mío, si así lo quieres puede ser tuyo un universo desconocido por entero.
Su pelo creció y cobro fuerza, sus patas volvieron a hincharse, su voz volvió con fuerza, y con alegría maulló una felina nota musical, todos los que estaban cerca se pararon a escuchar mientras una sonrisa se dibujaba en su cara, algunos nadaron en el mar, otros se desnudaron, otros soñaron, otros gritaron te quiero, pero todos volvieron a ver brillar preciosas facetas en sus ojos...
Escuchando desde la ventana pensó que no importaba si se lo inventaba, lo soñaba, o lo vivía, era suyo, y nada en el universo podría quitarle ese momento, incluso cuando las estrellas eclipsaran nada cambiaría ese instante...
viernes, julio 20, 2012
Devorador
Frente a él, la esbelta máquina relucía con extraños colores en la noche, sus tentáculos hechos de biomateria recogían restos humanos para introducirlos en sus calderas, eran su sustento, eran su vida, eran su gozo.
Los pobres ilusos que habían llegado allí y habían osado enfrentarse estaban desparramados en torno suyo, familias enteras, niños, ancianos, soldados, filósofos, cualquiera era candidato a acabar allí, cualquiera...
Sabía que iba a morir, como todos los lanzados allí, no tenía posibilidad alguna ni capacidad de cambiarlo, solo podía decidir una cosa... como morir, pese a lo importante de la elección no le entusiasmaba la idea, era grotesco acabar así, sobrepasado y abrumado, odiando de impotencia y solo poder fenecer, undirse en el oscuro abismo de la inexistencia sin siquiera ser capaz de arañar el caparazón de su predador.
Los tentáculos no cesaban en su trabajo, ahora un pie, ahora un brazo, ahora medio torso, llenaban cadenciosamente el corazón del monstruo con las tibias vidas robadas. Mas una idea cruzo por su cabeza, como las encontraba si no tenía ojos, mas bien parecía un inmenso estomago ciego de gula que devoraba todo a su paso.
Los animados apéndices parecían ser capaces de discriminar los cuerpos de las rocas del terreno, hasta ahí parecía llegar su raciocinio, ¿pero como los distinguía sin tener ojos?, ¿quizás al tacto?
Tras meditar durante un rato el devorador estaba ya muy próximo, a diferencia de sus otras víctimas el podía moverse, había llegado allí por su propio pie, empujado por las supersticiones y servilismos de otros, pero gracias al azar había llegado vivo, y pensaba hacer un homenaje a tan insólito suceso.
Usando el fuego que abrasaba su corazón como una tea dejo escapar el furibundo grito que guardaba en su boca, y comenzó a correr hacia uno de los tentáculos, cuando este pareció captarlo y alzarse en su busca, el comenzó a huir hacia otro de aquellos monstruosos apéndices y driblando al primer perseguidor salto sobre su destino.
Las crueles extremidades lo agarraron en el aire, cada uno con titánica fuerza, en un último y desesperado esfuerzo se agarro a una de aquellas mortíferas prolongaciones con tal vehemencia que la otra pese a partirle los huesos no consiguió llevarse a su presa, frustrada por este hecho golpeó con violencia al objeto que impedía sus designios, desgarrando en la acción parte de la biomateria que recubría a su gemelo, el cual reacciono de manera ofensiva ante aquel ataque, golpeando a su vez con mucha más fuerza que la recibida.
Con el cuerpo desgarrado por el esfuerzo, fracturado hasta en el alma, a tan solo unos segundos del colapso, cayó entre el resto. Mientras la luz de sus ojos se apagaba lo último que pudo ver fue como dos tentáculos se devoraban mutuamente, y el resto de sus hermanos acudía a ser participe del festín...
jueves, junio 07, 2012
Papel
El transito por los raíles del pensamiento era casi imposible, una miriada de trenes atascaba las comunicaciones, y aun así, mensajes circulaban a pie entre lánguidos pueblos de recuerdos y sueños. También las ciudades de estímulos estaban en funcionamiento, era como si pese a no poder comunicarse todos intuyeran lo que debían decirse y bailaran una ordenada danza sin melodía de fondo, algo áspera y triste, pero eficiente al fin y al cabo.
Un pensamiento, atascado con su carro en una vaguada esperaba pacientemente el rescate, su preciado cargamento no debía dañarse, pues era el sustento futuro de muchos buenos ratos venideros, las semillas brillaban con luz propia entre la oscuridad, e incluso al acercarse sonaban como acordes notas de violín. El pensamiento, aburrido de tanto esperar desconocía la nueva estación de insomnio, las fuertes tormentas desgastaban los ya de por si cansados campos, si no se imponía pronto una nueva y reparadora fase de sueño, solo quedarían yermas percepciones para conformar las nuevas viviendas de la próxima generación de pensamientos. Tal vez solo quedaría el camino de cubrirlo todo con un velo de desesperación y esperar a temporadas mas fértiles y creativas...
Algo se movió en la frontera de su percepción y tan hastiado estaba de esperar que abandonó su preciada carga para descubrir que era, encontrando algo inconcebible...
Hijo de una pluma y de la tinta invernal portaba con orgullo sus galones, su uniforme, firmemente dibujado sobre su duro y excelente papel resultaba impresionante, deliciosos brocados engalanaban sus hombros, y en su cintura, una vaina contenía una hoja del mas fino papel, capaz de cortar con el mas leve roce...
Las columnas de soldados avanzaban en ordenada formación, prestas las espadas hacia la inminente contienda, debían defender el reino de un enemigo desconocido y terrible, y allí estaban ellos, soldados de papel preparados desde su concepción para repeler este tipo de agresiones.
El primer choque fue devastador, llamas comenzaron a caer de los cielos y a quemar las firmes hojas de las tropas, sin siquiera entablar batalla ya estaban derrotados, cuando los compañeros acudían a socorrerse, estos se contagiaban del ígneo mal y quedaban reducidos a cenizas entre un desagradable crepitar de gritos...
Había escapado al terrible asalto, afortunadamente la sustancia ártica que lo pintaba le confería cierta resistencia y alejándose del centro de la contienda logro salvarse de la masacre. Algunos más como él lo habían logrado, volviendo a componer pequeñas y ordenadas unidades de infantes de papel, prestos para afrontar nuevos y aterradores ataques por parte de un enemigo desconocido.
Susurrantes aves se cernieron sobre la tropa, brillaban con un aspecto metálico, y cuando juntaban sus alas seccionaban partes de los nuevamente atónitos soldados, sus afiladas hojas se arrugaban frente a la metálica consistencia de estas aves de pesadilla. Nuevamente, nuestro soldado logro sortear los peligros, cada vez tenía mas claro que la única manera de vencer era avanzar, evitar todas las trampas del enemigo y llegar a su mismo núcleo, allí sería vulnerable y podría derrotarlo.
Ya apenas quedaban compañeros cuando un enorme vendaval se levanto sobre ellos, debido a su ligera naturaleza fueron alzados fácilmente y uno a uno se fueron perdiendo en la lejanía.
Cuando el vendaval cejó solo quedaba una arrugada figura, había clavado su brazo sobre el ala de una de esas metálicas aves que había quedado atrapada en el suelo, retirando dolorosamente su apéndice del puntiagudo extremo del ala, sangrando negra tinta por la herida y completamente solo, continuó su avance hacia el desconocido adversario que amenazaba la misma existencia de su reino.
Unas claras y cristalinas aguas azules parecían su meta, tras ellas se veían extrañas luces recortadas sobre fantásticos y ondulantes campos. Reunió el valor que le quedaba y penetró aquellas aguas, inmediatamente comenzó a reblandecerse, sus facciones se desdibujaron, la tinta escapaba de su cuerpo, estaba muriendo, pero no podía cejar en ese momento, en un titánico y desesperado esfuerzo se zambullo por completo...
Deforme, descolorido y casi sin fuerzas despertó nuestro soldado, una extraña y vaporosa figura lo observaba, el cielo a su alrededor estaba oscuro, y los árboles brillaban, la tierra ondulante parecía que acumulaba pequeñas chispas para luego dejarlas escapar, se levantó como pudo frente a aquella vaporosa criatura e intento comunicarse. Sus cuerdas vocales habían quedado borradas por el agua, así que no podía emitir sonido alguno, aunque parecía que aquel ser tampoco era capaz de eso. Una extraña música atrajo su atención y descubrió un extraño carro con forma de cascara que contenía unas pequeñas perlas de luz que emitían hermosos destellos de color a la vez que sonaban melódicamente. Mirando aquellas maravillas no pudo menos que acordarse de su reino, tal vez aquí estaba el origen del ataque, pero si eso era así como lograría salvarlos, que debía hacer.
El carro estaba atorado, y la etérea figura parecía ser su conductor-protector. No parecía peligroso, parecían mágicos huevos, quien sabría que habría dentro, no estaba seguro de nada, pero algo si que sabía, malo no era y sintió que debía ayudar a aquella criatura.
Tras un arduo trabajo logró soltar el vehículo, la vaporosa criatura creó unos apéndices que rodearon inmediatamente el carro, haciéndole posteriormente señas que interpreto como una invitación a acomodarse dentro. Una vez sentado el ser comenzó a moverse arrastrándolos por aquella misteriosa tierra.
Observó extrañas formas deambulando locamente por doquier, haciendo caer brillantes frutos de aquellos extraños árboles, cortándolos algunas veces e incluso marchitándolos y secándolos. Dejo atrás construcciones que se asemejaban a ciudades, extraños y alargados carros atorados sobre fosforescentes lineas paralelas en el suelo.
El viaje acabó frente a una oscuridad que lo engullía todo, no podía verse nada mas allá , ni por los lados, ni de frente ni por debajo, era como si una oscura nada creciera a partir de allí y todo dejara de existir.
El etéreo conductor comenzó a descargar la carga y a colocarla frente a aquella barrera, en línea, equidistantes unas de otras. Su luz tampoco parecía atravesar aquello, y las notas parecían perder fuerza. Cuando la última estuvo colocada, la figura comenzó a moldear uno de sus apéndices como una aguja y se acerco a la primera que había dejado, parecía dispuesto a rasgarla cuando una eclosión de la negra línea que separaba las brillantes semillas pareció tragarse a aquel vaporoso ser.
Solo, arrugado y deforme, descolorido en su totalidad, el soldado se quedó desconcertado, tal vez era eso lo que debía pasar, pero inmediatamente dudo de aquel pensamiento. Ya que no había sido capaz de defender su bien amado reino y ahora se encontraba allí, fuera donde fuera ese sitio, decidió terminar el trabajo que aquel ser había comenzado, y desenvainando, su ahora mellada, arrugada y deslucida hoja, se acerco a las brillantes semillas e hinco la punta en la primera.
La explosión de luz y sonido fue tan fantástica que incluso ilumino lo que había tras la aterradora barrera de nada, mostrando un extraño y colorido mundo coronado con boreales luces en el cielo, criaturas viscosas y translúcidas reptando por los suelos y graciosas aves haciendo piruetas en el aire, esto duró poco, pero todo a su alrededor pareció cobrar mas vida, incluso aquella nada pareció perder fuerza pese a no retroceder ni un milímetro.
Sin perder tiempo comenzó a romper una tras otra las mágicas semillas, repitiéndose cada vez el mismo proceso, mostrando una infinidad de fantásticos y extraños mundos. Cuando llego a la última todo parecía más vivo, el suelo brillaba ahora con luz propia y una infinidad de estrellas habían surgido en el firmamento. La última extrañamente había cambiado, y ahora parecía de papel, sin dudarlo volvió a clavar su espada y cuando esta la desgarró, él comenzó a volver a enderezarse, su papel perdió las arrugas, su uniforme volvió a dibujarse y su hoja cobró el lustre de antaño, ante sus ojos se desplegó un mundo de papel, con mares de tinta y ciudades de cartón, su mundo, ahora libre de peligro, disfrutando sus pobladores con una sonrisa de la existencia...
Bosques de neuronas brillan con luz propia, el viento de la conciencia surca sus cielos plácidamente, trenes de pensamiento transitan dendríticas vías con inquebrantable puntualidad, mientras pueblos de recuerdos y ciudades de estímulos trabajan bajo una agradable y feliz melodía, a la vez que un guerrero de papel corta semillas de sueño frente a una abismal nada, carente de miedo ante su continua amenaza sonríe, miles de realidades nacen día a día y él esta allí para protegerlas...
martes, mayo 29, 2012
Trapo
Granos multicolor flotaban por doquier, realizando una complicada y armónica danza en brazos del viento, esas diminutas y perfectas esferas se amontonaban en fantásticas dunas barridas por cálidos y secos aires, reflejando en su superficie la totalidad del espectro lumínico, cambiaban como azotadas por otra brisa, una mágica que les impelía ordenadamente a variar sus tonalidades por grupos, ofreciendo el aspecto de un caleidoscópico arcoiris.
Lentamente se puso de pie, se sentía torpe, como ajeno a su propio cuerpo, e inmediatamente descubrió por que... era de trapo, sus manos eran de gruesa y basta tela, rellena de lana, los remates, bastante pésimamente cosidos mostraban parte de su interioridad. Sus ojos dos esferas de alfiler, lisas, frías y perfectas, su boca de fieltro pegado dejaba salir una pequeña lengua de cuero tachonada al tejido interno de su espalda, y en su pecho, un bolsillo cerrado con un botón guardaba su viejo reloj de cuerda, que latía musical y acompasadamente...
No sabía como había llegado allí, y tampoco le importó, simplemente estaba, y sabía que no podía quedarse, tampoco sabía hacia donde dirigirse, pero cuando comenzó a moverse no vaciló, cualquier dirección era buena en aquel mágico desierto.
Pronto comenzó a atardecer, y la arena que le rodeaba empezó a perder su color, en el cielo los primeros astros despertaban de su diurno letargo, centelleaban con ilusión, sus hermanos pronto les acompañarían en el paseo nocturno por la bóveda celeste. Una extraña luna de cristal asomaba por el horizonte, estaba en fase decreciente, con su mentirosa y torva sonrisa burlona.
Fascinado por las maravillas que veía continuó caminando hacia ningún lugar en concreto, paro solo una vez para abrir el bolsillo de su pecho y darle cuerda a su mecánico corazón.
Cuando la luna yacía en todo lo alto, se topó con una inmensa sombra, parecía un árbol desprovisto de su copa, seco y marchito, al acercarse y tocarlo comprobó que su textura era similar a la de la galleta, partió una de sus secas ramas y el sonido le recordó a los desayunos de su infancia, y entonces supo que lo único que se necesitaba para que aquel tronco volviera a florecer era un poco de leche mezclado con las risas de un niño...
Se tumbó un largo rato bajo aquel enorme mastodonte, observó plácidamente el lento y sosegado caminar de las estrellas junto al sereno navegar de la luna, tal visión conmovió tanto su alma que sintió deseos de llorar, y sin siquiera proponérselo, se descubrió llorando dichosas lágrimas. Dulces y blancas lágrimas brotaron a raudales de sus oscuros y esféricos ojos, regando el lecho de aquel tostado tronco.
Cuando hubo acabado de brotar la última lágrima supo que debía continuar, se levantó y con paso tranquilo se alejo de allí, siguiendo tan solo un impulso y su propia y apremiante certeza.
Sus pies dejaban unos irregulares surcos sobre la arena, surcos que cuando eran dejados atrás escapaban invariablemente a su influjo y se dedicaban a campar a sus anchas, mas de una vez alguno le adelantó, llevándose como reprimenda una torva mirada.
Sin darse cuenta acabó frente a unas murallas, coronadas por sinceras almenas, protegidas por celosos e indómitos guardas de papel, la rodeó y se situó frente a sus puertas, allí, bajo la atenta y escrutadora mirada de sus guardianes esperó, al poco, estas se abrieron silenciosamente, dejando ver el interior de aquella susurrante ciudad.
Un fino, lento y melancólico sonido de trompeta flotaba sobre aquella ciudad, las puertas de sus casas estaban cerradas, apenas si salía luz por sus ventanas y olía a insomnio...
Sus habitantes le espiaban al pasar, preguntándose que demonios hacía allí, cuales eran sus intenciones o si debían hacer algo para detenerlo.
Paró delante de un inmenso edificio fabricado con corcho, las puertas cerradas, un cartel decía: !!SILENCIO!! Descolgó el cartel y penetró el umbral, dentro, había miles de estantes diseminados por cientos de estancias, todas ellas ocupadas por grises botellas. Se acerco a uno de los estantes más cercanos y cogiendo cuidadosamente una botella la destapó.
JAJEJIJOJUJAJEJIJOJUJAJEJIJOJUJAJEJIJOJUJAJEJIJOJU- brotó alegre del recipiente, y escapó como una exhalación por la puerta.
Furioso, comenzó a romper uno tras otro los cristalinos contenedores, dejando escapar una miríada de carcajadas, infantiles, maduras, graves, risueñas... de todos los tipos y texturas, profundas o superficiales, no paró hasta que solo quedo un recipiente, uno más grande que los demás, recubierto por una funda de la misma tela que lo recubría a él. Este no lo rompió, lo destapó y bebió todo su contenido, tras lo cual brotó de su boca de fieltro una larga, salvaje e hilarante risotada, los muros de corcho comenzaron a temblar y a resquebrajarse, su risa no cejaba por lo que la estructura comenzó a derrumbarse al no poder aguantar semejante presión.
La ciudad volvía a quedar al descubierto, pero ya no sonaba el melancólico lamento de trompeta, ahora retumbaban en sus muros las risas que retornaban a sus vecinos, empujándolos a salir a sus calles y comenzar a hacer piruetas, cabriolas y bailes.
Dejando a aquellas gentes con sus asuntos sin resolver se encaminó a las murallas y salió por la ahora destrozada puerta de entrada adentrándose nuevamente en la desértica noche.
La noche ya duraba demasiado, hasta las estrellas se habían cansado de su lento caminar, y la luna añoraba sus suaves sabanas, él también quería luz, las maravillas de la noche solo deben disfrutarse por un tiempo limitado, demasiado y todo pierde su color.
Sus pies lo llevaron a una montaña, enorme, como ninguna otra, negra como la obsidiana, y al igual que esta en su cuna, caliente, hirviente diríamos. Se detuvo frente a un insalvable e insondable acantilado que separaba el desierto de aquella titánica roca, abrió el bolsillo de su pecho, dio toda la cuerda que pudo a su fantástico y antiguo reloj, y dejó que se escurriera de entre sus manos hacia las abisales profundidades...
...quieto, sin movimiento ya, las multicolores arenas respetan un pequeño y sonriente cuerpo de trapo sentado bajo un frondoso árbol de galleta con hojas de chocolate, cuando el viento pasa por su boca parece convertirse en una larga, salvaje e hilarante risotada, de sus ojos brotan ríos de leche a la luz de los astros, mientras todo gira como un reloj...
martes, mayo 22, 2012
Libro
Dibujar estrellas con un pincel es tan sencillo como inhalar un soplo de aire, perderse en multitud de espacios desconocidos, absorto por una única idea, es ser libre sin medida, y todo ello en lo que se tarda pensarlo.
Aguardar al fin del tiempo es como escuchar tu melodía favorita, ser todos los personajes en uno, una dulce frivolidad recubierta de chocolate y desdibujar tu personalidad, el divertido juego de un niño.
Aguardar a que las tramas se enreden es bailar sobre plumas silvestres, orientarte en mágicos laberintos es como una apacible tarde de verano, inhalar el aroma de la fantasía es como una carcajada primordial, clara, pura y sincera.
Todo revestido de dulce y creativa tinta, incolora en su verdadera esencia, pero visible ante cualquiera.
Dulces campos regados por imposibles e insaboras fragancias, iluminados por miles y caleidoscópicos iris, ayudando a crecer bajo su luz a los mas bellas y aterradoras quimeras.
Comenzar el camino con un paso, y seguir sin pies hasta su resolución, ordenar los pensamientos en delgadas cajas de pelo, tocar el arpa sobre la tela de una araña y besar el embelesado sueño del viento. Una nota discordante, una nota concordante, ondas sobre el mismo lago, surcado por barquitos, secado por su papel y escurridos tras el ocaso de la luna.
Todo esto y más, esto es menos de lo que más podría decirse, pues para conocerlo hay que recorrerlo sin dilación, aguantando un suspiro para lanzarlo al final, y así conectar con un nuevo principio a través de ese puente.
Un tintero seco deja escapar lamentos en las canciones, pero uno lleno... uno lleno es la perfecta copa con la que iniciar y despedir la felicidad, inventada, real o espontánea.
Pergamino, tinta y perspectiva sin miedo son lo único necesario para crear una nueva realidad...
lunes, mayo 21, 2012
La Mazmorra
El sol solo llegaba por una estrecha rendija, e incluso parecía que este, tuviera miedo de entrar por si nunca mas pudiera volver a salir. El agua, era el único elemento que parecía encontrarse a gusto allí, incluso el aire se encontraba enrarecido.
En los días que estaba de buen humor, soñaba con escapar junto a uno de los escasos rayos de luz y rebotar juguetonamente contra las cálidas superficies de los seres vivientes que deambulaban por los contornos, calentar los vientos, reflejarse en los vívidos colores de una mariposa y posarse a descansar sobre la amable y sabia corteza de un árbol...
En los días en que su humor se ensombrecía, que eran prácticamente la mayoría, soñaba con ser el gélido aliento del tiempo y desgastarlo todo con su toque, los muros de la prisión, la tierra circundante, los cercanos bosques y arroyuelos. Soñaba con desgastar los mismos cimientos de la realidad para así acabar con su cautiverio...
Y algunos y extraños días recordaba vagamente como había acabado así...
Querido y adorado por todos, era la satisfacción colectiva, las ganas de vivir, la curiosidad y el sentido de las cosas, la gente lo adoraba, lo necesitaba, y él los colmaba con sus caricias, llenándolos de paz y felicidad.
Pero nunca tenían suficiente, y cuando los dejaba para ocuparse de alguien más necesitado, se irritaban, temían, envidiaban, con el tiempo algunos decidieron que no debían compartirlo, que solo ellos eran merecedores de sus atenciones, así que lo raptaron y decidieron guardarlo para ellos solos, comenzaron a construir su caja. Él intentaba disuadirlos, intentaba volver a hacerles felices, pero cuanto más lo intentaba, más los motivaba, tal era su extraño concepto de las cosas, más ansiaban ser únicos poseedores...
Al final, encerrado, sus carceleros y únicos visitantes se deleitaban sin medida de sus atenciones, pero aun no contentos comenzaron a confabular unos contra otros, perpetrando terribles asesinatos, hasta que al final ninguno quedo, ni siquiera para visitarlo...
Así pasaron los años, las décadas, los siglos, y en su caja aguardaba enloquecido por no poder cumplir su función, enloquecido por el injusto cautiverio, enloquecido por... enloquecido al fin y al cabo...
La mazmorra era fría, húmeda y lúgubre, como debe ser una mazmorra que se precie... la mazmorra no tenía paredes, ni suelo, ni techo, ni puertas, ni ventanas... la mazmorra ya solo estaba entretejida de sentimientos, costumbres y olvidos, y llevaba tanto tiempo encerrado que había olvido que ya podía salir...
viernes, mayo 04, 2012
Duermevela
A lo lejos, los gatos maullaban perezosamente, la danza de colores los calmaba, hoy cantarían viejas y agradables canciones, hoy nos deleitarían con recuerdos del otro mundo, desenterrarían espíritus perdidos y sueños olvidados, contarían sobre exóticas fragancias en bosques extraños...
Salté pensando que me estrellaría, pero llegué al otro lado, ríos enteros circulaban por las carreteras siendo navegados por diminutos barcos de luz, hojas crecían en las paredes dando cobijo a limpias luciérnagas azules, mientras, las rojas jugaban entre los tenderetes, revoloteaban alrededor de prendas multicolor, la gente no dormía, despiertos como yo, vibraban junto a la suave brisa y compartían su esencia entre todos...
Volví a percibir algo fuera de mi campo de visión, otra vez esa llamada, nervioso esta vez, volví a saltar, y esta vez, pensando que no caería, resbalé hasta el suelo, polvoriento y seco, de amargo sabor y consistencia basta, pequeñas mangostas se arrastraban lastimeramente, se devoraban unas a otras, se odiaban. Mientras, en el cielo, aves ciegas sin plumas chocaba incesantemente, explotando en sangrientas burbujas que rociaban con ácido allí donde caían, aquí, todos dormían tras vetustas paredes mientras sus pieles se arrugaban...
Desesperado volví a saltar, y para mi sorpresa ni caí ni me eleve, permanecí ingrávido, rodeado de una etérea nube ámbar, notas musicales como gotas de lluvia refrescaban mis oídos, mi corazón, hasta entonces desbocado por el miedo, se acompasó a esta fragante melodía, navegaba sin saber a donde, pero no me importaba pues sabía que mientras el tintineo no cesara nada podría ocurrirme...
Una suave voz me despertó, note como una cálida mano tocaba mis mejillas, abrí los ojos y no vi a nadie, seguía en mi tejado, solo en medio de la noche, ya nada se escondía detrás de mi percepción, ¿había sido un sueño? O la realidad, ¿soñaba ahora? Allí, de noche y entre los tejados me senté a pensar mientras un jovial gato que transitaba pareció reírse de mi...
jueves, mayo 03, 2012
Libre
El humo del cigarro escapaba libremente mientras miraba embelesado la puesta de sol, poco a poco el tabaco se había ido consumiendo, el claro cielo primaveral dejaba una mágica estampa de colores naranjas, azules y verdes. Un limpio aire entraba por el enorme ventanal abierto, agitando su enmarañado cabello, sus ojos, fijos aun en el ocaso reflejaban una certeza, la de quien por fin se siente libre, fuera de toda restricción o atadura. La noche comenzó a despertar, primero perezosamente, luego animadamente, las titilantes estrellas lucían sus mejores galas, y sus ojos, ahora fijos en el firmamento se embebían de ellas. Parpadeó, retrocediendo una vida entera, recordó cuando alegremente se fascinaba con el simple vuelo de un mosquito, cuando la tela de una araña era la más mágica de las tejeduras, cuando la luna recortada entre los árboles creaba por si sola un mundo nuevo a cada instante... Tiempos pasados, recuerdos inventados, emociones olvidadas, eran los brillantes mensajes que su mirada devolvía al firmamento, cuestiones evanescentes que libremente se fundían con el cosmos...
Allí, sobre la noche estrellada, volvía a ser libre, una vez mas, como siempre fue, libre para contemplarlo todo y maravillarse una vez más, viajar entre eones, sin cuerpo ni consistencia, una ráfaga de existencia pura, indefiniblemente definida...
La noche avanzaba en una acompasada danza de astros sobre una apasionada melodía sin notas...
Solo, simple y llanamente solo, no necesitaba nada más, sus pupilas ya acostumbradas a la oscuridad le deleitaban con dulces estímulos, una inmensidad asomando en un pequeño rincón, contenerlo todo en un pequeño bolsillo, y sin embargo escapar de el, difícil de traslucir en palabras, tan difícil como describir la realidad.
La luz ya pronto llegaría y no debería pillarlo allí, dejo caer la fría y seca colilla de sus dedos, y tensándose como la cuerda de un arpa, se dispuso a dejar aquel lugar definitivamente, primero fueron sus iris, luego sus cristalinos, seguidos de los tejidos circundantes, nubes vaporosas de electrones sustituían la materia para fundirse con su alrededor, y antes de que el primer rayo de luz tocase su antigua ubicación, ya no estaba...
Potentes rayos solares iluminaban un verde y solitario mundo, lleno de marmóreas ciudades... vacías... esperando a que el continuo viento las transportara junto a sus antiguos amos...
martes, mayo 01, 2012
Mi Castillo- La Realidad- La existencia
La realidad... la realidad es donde mato princesas y rescato dragones... la realidad... la realidad es donde las almas puras quedan contaminadas por ominosas patinas de podredumbre... la realidad... la realidad es un cruel muñeco del azar que te roba la ilusión día a día... la realidad... la realidad es el aullido lastimero de un pobre animal que es condenado por hacer lo que esta dentro de su naturaleza... la realidad... la realidad es la cruel intención de alargar una vida sin consentimiento... la realidad... la realidad es la irónica eutanasia del que solo quiere vivir en paz... la realidad... la realidad es la broma que te asesina sin apenas gracia... la realidad... la realidad esta formada por las mentiras de los necios, mentiras que incluso ellos se creen... la realidad... la realidad es un libro titulado: el perro de la guerra y el dolor del mundo... la realidad... la realidad es el ácido aguacero que quema nuestras ilusas cosechas... la realidad... la realidad es una puta amargada que te cobra por vivir...la realidad...la realidad es un barco de vapor navegando por un río de lágrimas...la realidad... la realidad esta maldita por el negro hechizo de nuestra desidia... la realidad... camino por la realidad embutido en mi ajada armadura, blandiendo mi mellada espada de esperanza e intento sobrevivir un día mas entero, lucho contra las sombras que me persiguen por sus calles... la realidad... lo mejor de la realidad... es que nunca puede contra mi castillo...
La existencia... la existencia es un inmenso mar de posibilidades cubierto por infinitas islas... la existencia... la existencia es esa brisa, libre, que no puede ser detenida por ningún muro... la existencia... la existencia es un firmamento tachonado de impredecibles estrellas... la existencia... la existencia es la oportunidad de definir un caos imparcial... la existencia... la existencia es un bolsillo sin fondo donde cabe todo estando vacío a la vez... la existencia...la existencia es despertar cada mañana en un nuevo estado sin agotarse jamas... la existencia... la existencia es el mágico conejo que sale de una chistera con forma cónica... la existencia... la existencia es sin ser mas de lo que debe ser... la existencia... surco el galimatías de sus aguas todos los días, sorprendiéndome a cada instante y moldeando mi dúctil esencia...lo que más me gusta de la existencia... es el apasionante pulso entre mi castillo y la realidad...
viernes, marzo 30, 2012
Arreflexia
Allí estaba, apoyado en un árbol, con el pelo despeinado por el viento, agarraba con la derecha su viejo reloj de cuerda, y tristemente aguardaba -Tampoco hoy será-
Frente a él, un gran y pulido espejo, su superficie reflejaba alegremente cuanto acontecía a su alrededor, la larga calle que seguía tras el frondoso árbol, las hojas y papeles que danzaban en brazos del viento, los oscuros adoquines y los paseantes que se desplazaban por ellos -va a ser la última vez que espero-
Guardó su cronógrafo y separándose del tronco se zambullió entre el gentío con su andar poco decidido -¿a donde ir?
Mientras deambulaba entre la masa observaba los cristales, tintados, claros, transparentes, diferentes todos, pero con algo en común, a través de ellos se veía lo interesante, no pudo evitar pararse frente a una panadería y observar como un barrendero limpiaba las esquinas, pronto su reflejo se percató de que lo observaban y separándose de su fuente se acerco a él comenzando a seguirle -ahora no quiero jugar- comento malhumorado, pero aun así le siguió.
Un policía, un perro que paseaba, una graciosa señora, un ciclista, un peluquero, una taxista, e incluso un trapecista perdieron su reflejo cuando él paso a su lado -No me sigáis, hace mucho que dejé estas cosas-
Mientras avanzaba, cada vez mas gente perdía su imagen y se marchaban tras él formando una extraña procesión de reflejos tras la multitud de cristales de la ciudad -Uf!! Si no queda más remedio-
Girándose, comenzó a acercarse a la sorprendente comitiva que le seguía, y comenzó a bailar, las imágenes le imitaban, él giraba, saltaba al compás de una música inaudible, en el intento por clonar sus movimientos comenzaron a sentirse ridículos y a reír, limpias carcajadas tras los insonoros espejos comenzaron a inundar la ciudad, un sordo rumor que enmudecía al caótico chirriar del loco deambular de sus gentes. Comenzó un niño, fresco y espontáneo, una señora a su lado le siguió, dos parejas, una de jóvenes y otra de ancianos se sumó, pronto fue como una imparable ola, el ruido de los coches, las obras, los semáforos, todo quedo inundado de espontáneas risas, y conforme reían sus reflejos se unían a ellos en perfecta y simple sincronía -Ta, ta, tara, tarara, ta , tara, ta-
Desandando sus pasos terminó su alocado baile en el punto de partida, frente a él, un espejo que solo reflejaba una larga calle que seguía tras un frondoso árbol, las hojas y papeles que danzaban en brazos del viento, oscuros adoquines, ahora, ocupados por paseantes que reían mientras se desplazaban por ellos. Sacó su reloj del bolsillo y miro a través del cristal -No va a venir...
lunes, marzo 19, 2012
Cósmica
Corría, corría como en su infancia, el tiempo era su enemigo, en aquellos tiempos, solo lo hacía para sobrevivir, en la calle el lento esta muerto. Robaba, hacía recados, era lista, y siempre mantenía su palabra, incluso cuando perdió la pierna, incluso cuando la violaron, incluso cuando le quitaron los ojos, no habló... por eso la reconstruyeron, mejor que antes, menos humana, mas letal...
Su objetivo estaba cerca, ya podía verlo con sus implantes, unos multicolores ojos, fríos, metálicos, ojos que no parpadearon al tomar su venganza, que no apartaron la mirada de sus torturadores, unos ojos que nunca mentían...
Saltó el muro como si de un ligero bache se tratara, giro en el aire, y lanzando con mortal precisión su bolso, golpeó el control de seguridad, estallando en una anaranjada llamarada. Tocó tierra y siguió su rápido avance hacia la gran mansión, luces y sirenas sonaron por doquier. Sin tiempo, opto por ir directamente, abrió su brazo derecho derramando un oscuro líquido, y una fina y larga hebra verde surgió, al final de ella una pequeña y luminosa esfera la remataba, cerrando de nuevo su brazo, cogió el alargado hilo y lo hizo girar sobre su cabeza, en grandes círculos sobre ella, el eléctrico sonido era el preludio a una muerte segura, todo lo que se interponía entre aquel hilo y su movimiento quedaba seccionado, algunos robóticos guardias intentaron pararla, ninguno logró computar que pasó.
Tiempo, si solo lo hubiera visto antes, si hubiera escuchado a su instinto...
Aquella mañana primaveral algo se revolvía en su estómago, la habían llamado con prisas, eso no le había ocurrido nunca desde su renacimiento, algo no iba bien, pero aquella dolorosa noche dio su palabra, ahora restaba un último trabajo, y por fin, la libertad, ansiada, soñada.
El local llevaba cerrado mucho tiempo, por eso todo estaba enmohecido y sucio, nadie entraría y les molestaría, al fondo, una destartalada barra, el maletín de costumbre no estaba, en su lugar había una pequeña figura sentada, su visión era perfecta e inmediatamente descubrió que era una niña, de unos diez o doce años de edad, delgada, vestida con harapos, para su sorpresa la niña miraba en su dirección, la había visto pese a su usual discreción, era buena.
Se acerco con paso firme, ahora era rubia, de pelo corto, ojos negros, nariz fina, labios tristes, metro setenta, delgada, casi nervuda, lucía en la espalda un enorme dragón que desafiaba a todos los viandantes que la miraran de espaldas y multitud de piercings le conferían un amenazador aspecto.
Se paro delante de la niña, esta ni se inmutó, mantuvo su mirada, aquellos ojos verdes no parecían tener miedo, solo observaban y evaluaban, tras un rato en silencio, la niña dijo -¿Cósmica?
Ella hizo un gesto afirmativo con la cabeza sin decir nada.
-Bien, yo me llamo Miranda y vamos a trabajar juntas-
Siguió callada, pese a su frialdad Miranda no se amilanó y siguió hablando.
-Antes de comenzar tengo que pedirte algo...
-¿que?- fue lo único que respondió.
-Que saldré viva de esta...
Allí estaba, y nada podía detenerla, robots, humanos, armas, todo caía a su paso, el árbol tatuado en su espalda brillaba cada vez que absorbía un impacto, pronto el último obstáculo cayó. Las puertas frente a ella, de un potente golpe las abrió, conecto el buscador, allí no había inhibidores, la señal llegaba clara, estaba en el sótano. Encontró las escaleras y bajó, esperaba encontrar resistencia, pero no hubo ninguna, aquello era una trampa.
Llegó a una amplia y vacía estancia, iluminada por una potente luz central, dos enormes figuras la esperaban, una de ellos agarraba una pequeña figura, como una muñeca rota colgaba del pelo, la sangre manaba de múltiples heridas, inerte...
Lanzó lo que le quedaba de su zapato rompiendo el foco, ella estaba preparada, por lo que el paso a infrarrojos lo hizo antes que sus enemigos, solo necesitaba eso, uno cayó inmediatamente, el órgano artificial que bombeaba los nutrientes en su mano. Arremetió al otro con su luminosa hebra, pero ya estaba preparado, choco contra una chisporroteante barrera y resbalo sobre ella, una lobuna sonrisa cruzo el rostro de Cósmica, soltó su arma, giró con todo el cuerpo para darle inercia al torso de su adversario caído, lo lanzó contra su compañero y un fogonazo a cortocircuito surgió cuando impactaron. Ella ya estaba al otro lado agarrando de nuevo el mortal hilo, lo lanzó, una cabeza salió disparada, la mano aflojó su presa y la niña cayó.
Escaneó velozmente la estancia, parecía que no había ninguna sorpresa más, se acerco a recoger a Miranda, comprobar si aun había cumplido su promesa, la giró, respiraba, la niña abrió los ojos y le sonrió, ella le devolvió la sonrisa... su corazón se paro, cayó de lado, aquellos ojos no eran de una niña, ella lo fue una vez, y sabía como eran, no así, no tan fríos y desapasionados.
-Por fin, creía que no lo lograrías, pero como me habían dicho, si estas motivada, eres la mejor.
La niña se levanto, miro sus heridas con cara de fastidio -Uf, con lo caro que es clonar tu cuerpo y luego trasvasar la conciencia, pero reconozco que ha merecido la pena.
Pese a no poder moverse funcionaba con la energía de reserva, sus funciones cerebrales estaban preservadas, miró a su antigua asociada, esta se percató, y mostrando la mano señalo un pequeño anillo -Me costo mucho, murió antes de dármelo, pero cometió el fallo de guardar un diseño tuyo en sus ordenadores.
La primera vez que abrió los ojos tras su renacimiento él estaba allí, deforme, mutado, uno de esos pobres que nacen cerca de áreas contaminadas, casi todos mueren, pero otros sobreviven, y demuestran habilidades fuera de toda escala, así era Mimoide, algo extraordinario, creador del único biocibercuerpo existente. Trabajaba para malas personas, pero siempre lograba que sus acciones repercutieran en algo bueno, sus creaciones solo mataron a asesinos, violadores y criminales. Sobre todo, lo que mejor se le daba era anticiparse. Una vez, cuando todavía no estaba completada le dijo -Mis posibilidades de salir de esto son nulas, pero tu lo harás, en tu último trabajo querrán eliminarte, es lo usual, pero te liberaran de todas tus promesas...
El sistema se reinició, tan rápido como silencioso, la niña se había girado para coger una de las armas de los muertos, no se enteró de nada, calló al suelo, su última promesa...
Sus ojos, ahora de un marrón vivo, miraban al nuevo amanecer, su tercera vida, toda para ella...
viernes, marzo 16, 2012
Buscando
No podía detenerse, caminar, caminar, evitando todo contacto, solo entre la naturaleza, observando, meditando, aprendiendo de lo que encontrara, buscando una nueva perspectiva.
La guerra se lo había arrebatado todo, incluso su humanidad, en el frente realizó actos inenarrables, actos que le atormentaban durante el sueño y la vigilia, el hecho de que fueran ordenados no le aliviaba nada, es mas, potenciaba su tormento. La derrota lo despertó, le dio conciencia de lo realizado, fue una derrota total, militar y espiritual, su único sentido hasta entonces era la victoria, cuando le arrebataron esa idea y comprendió que nunca la lograría enloqueció, creía que el coste solo merecía la pena si ganaba, y en el fracaso entendió que el coste era demasiado para cualquier caso. Ahora vacío y a la deriva huía, todos los días, de sus miedos, de sus monstruos, de él mismo, y mientras huía no era él, era otro, capaz de buscar una salida al infierno que escasos pasos atrás le seguía.
Avanzando en su burbuja surca un plácido mar primaveral de paz y armonía, los arboles crecen a su ritmo, los animales sobreviven en equilibrio con el medio, el viento danza libre entre las colinas, si solo pudiera imbuirse de ello, si solo pudiera romper esa persistente y oscura aura suya. Quien fuera niño para volver a empezar de nuevo entre aquellos parajes, bajo aquella luna y estrellas, en aquel limpido cielo, llenarse los ojos de luz para ver entre la oscuridad y no tropezar, pero en sus ojos solo hay humo, en sus oídos gritos, en su garganta un fiero rugido, la muerte salió de sus manos, y ya no son capaces de hacer nada.
Una lluviosa noche, resbala, cae, se golpea, y pierde la conciencia, al despertar en el ocaso descubre que esta solo, fuera del camino, ya no escucha a sus perseguidores, el rugido de las bestias se ha perdido, sonríe como no hacía en muchísimo tiempo, y allí decide pararse.
Con sus manos construye un pequeño refugio, utensilios de pesca, caza y recolección, se pertrecha durante el verano para el invierno, y plácidamente pasan las estaciones, rodeado de esa paz, sin importarle nada, solo existiendo, uno mas en el devenir de los días...
Esa noche duerme mal, vuelve a oír los gritos, los llantos, las súplicas, el hedor a muerte inunda sus fosas, ya están aquí, lo han encontrado, todo llega, nunca se puede escapar a uno mismo, lo llevas cosido. En la mañana despierta temprano y comienza a recoger sus utensilios, no le queda tiempo, las rocas a su espalda se desprenden con un seco sonido, se gira, un oscuro uniforme le mira con rencor, el guiño de su revolver lo desplaza un paso hacia atrás, un segundo guiño lo derriba, mientras el aire escapa de sus pulmones arrastra consigo una sonrisa... aquí esta bien...aqui esta bien...
miércoles, marzo 14, 2012
El camino
Eramos muchos, cientos, miles, quizás millones, todos por el mismo camino, ancho, ajardinado, domesticado, había setos que cortaban, y la gente se acercaba, después de cortarse reían satisfechos de su valor y osadía, lo intente varias veces, los cortes eran regulares, asépticas incisiones por las que manaba sangre, nada por lo que reír.
No se cuando ni por que, me empujaron, era divertido decían gritando, caí, traspasando el borde, aterricé sobre un insecto aplastándolo, un extraño jugo manaba de él, el dulzón olor se me antojaba delicioso, antes de pensar lo que hacía ya lo había sorbido todo, un extraño calor inundo mi cuerpo, los colores cambiaron, los puntos cobraron formas, y todo tenía música, mi corazón palpitaba desbocado, comencé a correr entre la cortante maleza, los surcos, profundos y desgarradores arrancaban de mi cuerpo trozos enteros de carne, era agradable, como si fueran partes que me sobraran, la sangre adornaba esas metálicas hojas, cuanta belleza, toda distorsionada, tanto tiempo atrás...
Salté, brinqué, encontré animales y los maté, devorando sus cuerpos, mi interior ya ardía, mi corazón ya no palpitaba, era una tea, que amenazaba con quemarme, escalé uno de aquellos imposibles árboles y una vez arriba, abriendo mi pecho, lancé su ígneo contenido sobre él, pronto comenzó a arder, el fuego se contagiaba de árbol en árbol, el bosque ardía con llamas multicolor, un magnífico espectáculo.
Desde mi elevada posición miré al camino, la gente quemaba pequeñas matas, produciendo trémulas y ridículas llamas, algunos se herían el pecho, otros aplastaban ridículos insectos de cartón, y los que más, luchaban contra vacías pieles de animales, imitaban lo que sucedía en el bosque. El fuego se avivó, me lancé, caí sobre dos ilusos, sus huesos se quebraron ante la sacudida, reían de dolor, vertí un poco mas de mi pecho y quedaron calcinados, comencé a perseguirlos, y uno tras otro, entre terribles risas perecieron. Me rodearon, se abalanzaron sobre mí, mordían, querían devorar las llamas, y mientras comían sus corazones se detuvieron, me dejaron y comenzaron a perseguir a otros, desgarrarlos para luego quemarlos, todo entre hilarantes sonidos.
El camino no ardía, y todos los que nos seguían apagaban las llamas con sus pies... volví a arder... con un rugido me alcé, mire al cielo y vi una negra estrella en el firmamento, sin brillo, gélida... la llamé, le grité, la reté... la furibunda estrella volvió uno de sus oscuros rayos hacia mí, tal fue su fuerza que todo se tambaleo, la realidad tembló y yo caí en un oscuro pozo de inconsciencia...
Desperté solo, sobre el gris e insípido polvo del camino, mis latidos ensordecedores me incorporaron, mire alrededor, miles, quizás millones de personas corrían como locas por el bosque, gritando, rugiendo, desgarrándose, vertiendo su contenido sobre relucientes hojas, mientras, yo, tristemente reía... comencé a coger piedras y a lanzárselas, primero con pésimos resultados, después, poco a poco, dando certeramente en el blanco, conforme recibían el impacto, caían, apagándose sus llamas, y al levantarse, todos volvían al camino, cogían piedras y las lanzaban, así hasta que nadie quedó fuera. Solté mi último guijarro y con un ágil movimiento penetré en la foresta, mi quieto corazón volvía a arder...
sábado, marzo 10, 2012
Curiosidad
La estancia era pequeña y deslucida, todo lo contrario que el exterior, magnifico, frondoso y elaborado, una sugerencia a la clase de secretos que guardaba en su interior, su corazón se detuvo en un latido, aquella triste, gris y reducida estancia de piedra no contenía nada, salvo polvo y años, sus esfuerzos,todo el tiempo de dedicación, las noches en vela persiguiendo una obsesión, todo eso y más ahora caían sobre sus hombros encorvándolo, drenándole las pocas fuerzas que le restaban.
Su vida carecía ya de sentido, todo ese esfuerzo fútil, arriesgándolo todo, para que una vez conseguido el objetivo no hubiera nada, ni siquiera insatisfacción, solo vacío, como la sala, vacía...
Cuando era niño solía perseguir a su padre con mil preguntas sobre el mundo, cuando no se las contestaba, acosaba a otras personas, su curiosidad era insaciable, quería saberlo todo, cada secreto escondido, cada explicación de la realidad, sentir cada emoción, vivir todas las posibilidades de la vida, por eso cuando tuvo edad, partió, en busca del conocimiento, unas veces lo gano, otras lo robo, otras simplemente se lo encontró, pero viajo insaciable en busca del sentido de las cosas, navego mares imposibles, surco cielos inventados, hablo con los muertos y soñó con el infinito...
En el límite del mundo encontró una pista, la cámara del conocimiento total, decían los grabados que en ella un viejo dios errante encerró, el total de los conocimientos y emociones que habían en el mundo. Desde entonces espoleado por el tiempo, dedico su existencia a buscarla...
Viejo y ultrajado, ya al borde de su último suspiro comprendió las enseñanzas del gran errante, nunca podrás aprenderlo o sentirlo todo, por que no hay nada...
martes, marzo 06, 2012
Viajero
-Voy a Morir- pensó mientras observaba los astros desde su ventana. La sensación de congoja fue tal que perdió pie y calló al suelo, no pudo mas que comenzar a replegarse buscando el porque de su nefasto destino...
Mi padre solía contarme muchas veces que su padre nació el último año de la guerra, apenas pesaba un kilo, cuando las bombas caían lo dejaban solo en la incubadora y todos iban a los refugios rezando para que ninguna bomba alcanzara el hospital. Sus abuelos habían dejado la capital huyendo de la guerra, su abuela había tenido un aborto al caer una bomba en el teatro donde disfrutaban de una obra, y su hermana había muerto aplastada por las constantes avalanchas de gente que buscaba refugio durante los interminables bombardeos. Claro esta, que mi padre, también refería a menudo que el había nacido en una época privilegiada, en la cual no habían habido guerras desde hacía tres generaciones, también maldecía el hecho de que este regalo de paz se había vuelto en contra de todos al crear una generación de egoístas conformistas fácilmente manipulables. Habitualmente decía que en la época de su padre un trabajador podía medrar, el abuelo logró que sus hijos estudiaran en la universidad mientras trabajaba en la fábrica, nunca debió nada a nadie, logro una casa, una familia y un futuro, pese a las penurias y el hambre de sus primeros años siempre fue a mejor, literalmente escapó junto a sus congéneres de los abrasadores fogones del infierno hasta los cómodos salones de la tierra, pues como mi viejo siempre mantuvo, el firmamento quedaba muy lejos aun de los mortales.
Sin embargo, yo, no puedo atribuirme tal suerte, nací en los cómodos y cálidos aposentos de la tierra para ascender a los terribles y fríos espejos del firmamento, que ilusos somos los humanos, miramos al futuro con el optimismo de un niño, sin saber que no existe, solo un extraño e insólito presente.
Mi presente comenzó con un sueño, dulce e inocente, salir al exterior y danzar entre las estrellas, mi infancia transcurrió entre otros que soñaban igual, todos juntos jugamos al mismo juego, nos esforzamos, competimos, nos traicionamos, algunos incluso mataron... ¿para que?... para soñar un rato más y no despertar a la verdad. Tal fue mi mala suerte que logre mi objetivo, entre unos pocos llegue al final del camino y me encontré frente relucientes y plateadas puertas, que daban a un aséptico y lógico interior, entonces otro juego comenzó, uno desconocido, cuyas reglas no estaban claras, había que vencer a los viejos dioses, Newton, Einstein, Hawking, y otra vez quiso el azar traicionarme, les vencimos, ya no quedaba puerta alguna, solo un inmenso y vasto océano que explorar.
Nos metimos en nuestra caja de latón, e impulsados por nuestras insaciables ambiciones fuimos lanzados hacia el infinito, pero el infinito no es para ilusos, y nosotros lo eramos, de los peores que se puede ser...
Andamos a la deriva por un tiempo indefinido, creyendo que teníamos un rumbo, pero donde no hay referencias no hay lugar en el que se esta o estará. Al final, lo supimos, otra desafortunada coincidencia, podríamos haber perecido sin necesitad de enterarnos, pero el universo quiere que los tontos sepan y los listos ignoren.
De ilusión se vive y de ilusión se sufre, habíamos luchado tanto, vencido a dioses, fabricado una nave como ninguna jamas, habíamos volado por encima de las nubes, y ahora no íbamos a detenernos, nunca!! tanto esfuerzo para partir, ahora tocaba regresar.
Lo logramos, que irónico, la estupidez da alas, es una fuente infinita e inagotable, nos llevó de vuelta, nos dejó aquí, frente a nuestra tierra, frente a nuestro hogar, frente a la verdad que nos hizo repentinamente listos, cuando te alejas mucho de tu casa ya nunca podrás volver a ella...
Una frío y muerto guijarro flota perdido entre una marea de estrellas, junto a un anaranjado sol moribundo, que antaño fue amarillo, e iluminó azules costas llenas de vida, hermosos pastos verdes y relucientes y plateadas ciudades...
-Hoy voy a morir...
lunes, marzo 05, 2012
¿A que temperatura funde el vidrio?
Las sala de taquillas estaba abarrotada, aquí también calor, pero menos, mas soportable, la charla relajada, los comentarios pausados, todo denotaba que la jornada se diluía en la noche.
Fuera... una inspiración, el olor a libertad, mezclado con el humo a tabaco de los trabajadores, las ramas de los arboles oscilan al compás de la tibia brisa, el ligero resplandor del oculto sol todavía presente en el horizonte, las farolas que comienzan a despertar de su perezoso letargo diurno.
Caminaba con paso firme y decidido, sin sueños en su cabeza, con realidad en su mirada, hoy se acababa, pero no deseaba dejarlo ir sin antes robarle un pequeño bocado, sus pasos lo encaminaron a la taberna más cercana, allí, entre el barullo, las charlas y las risas estaba la vida, carente de engaños, pura, simple, gente que solo desea estar con gente.
Entra... deja su gorro, se acomoda en una mesa, pide una cerveza y observa, bebe un largo trago, mientras lo hace, su sabor despierta recuerdos, fantasías de juventud, sueños imberbes que ahora navegan entre los islotes de su memoria.
Suena una música, todos dejan de hablar y se centran en el espectáculo, los músicos comienzan a hilvanar, primero lenta y tímidamente, luego con pasión y confianza, pronto todos se hayan ya presos en sus melodiosas redes, sonidos que se intercalan, que suben, que bajan, que hacen latir el corazón y llorar al alma, pronto todos son uno, tarareando con el cuerpo y la mente la melodía.
El tiempo vuela dentro de la crisálida que son las risas y la cerveza, aderezadas con el dulce sabor a música, la noche avanza inexorablemente hacia su ocaso, pronto la gente comienza a abandonar, embozados de felicidad, el local, al tiempo ya es hora de marcharse, la fiesta terminó.
Vuelve a la calle, ahora, sus cansados e inseguros pasos lo llevan hasta una pequeña habitación, hasta un confortable y cálido lecho, donde los suaves brazos de Morfeo realizan eficientemente su trabajo...
El sol ya despunta por el horizonte y lo encuentra levantado, terminando su desayuno, se cala su sombreo y sale a la calle, allí, se funde con una hilera que discurre en una sola dirección.
Las taquillas abarrotadas, bostezos y quejas, aire ya enrarecido, una ropa áspera como segunda piel, al salir, el frío y monótono abrazo de unas máquinas que ensordecen el pensamiento.
Mil quinientos grados... arena de sílice...y nos ponemos a esperar...
domingo, marzo 04, 2012
El Humo negro
La puerta sonó, se volvió y espero, tenso, a que alguien atravesara el umbral.
-Sangre, soy yo!!- escucho del otro lado de la puerta.
Con el cabello erizado aun por el miedo avanzó hasta la puerta y la abrió, dejando entrar a una pálida figura embozada en un grueso abrigo.
Largo rato se quedaron inmóviles las dos figuras, mirándose, tanteándose el uno al otro, parecía que ninguno quisiera dar el primer paso.
Tras un buen rato de silencio el recién llegado decidió hablar -Ya sabes a lo que vengo, la verdad no es para los cobardes y tu nunca lo has sido.
Se giró, quería seguir torturándose con las imágenes tras la ventana, le parecían mas soportables que lo que había entrado por la puerta.
-Ya no hay vuelta atrás, ¿verdad?-
-Nunca la hubo- respondió la embozada figura.
Cuanto habría dado por no estar allí, por no ser él mismo, por dejar de existir y ser solo un sueño...
Dejo de contemplar las horribles escenas de su ventana, cogió un abrigo colgado de una percha y avanzó hacia la puerta, el recién llegado esperó a que le rebasara para seguirlo. Mientras bajaba las escaleras vio como desde uno de los portales un niño lo espiaba oculto.
-Niño, huye, escapa de esta demenciada existencia a la que te han condenado sin consultarte, escondete en la isla más remota de tu mente, pues tal vez así logres evitar que la realidad devore tu alma- Pensó mientras rebasaba el escondite del crío.
Salio a la calle, nada mas pasar el umbral sus fosas nasales se llenaron del acre olor a cenizas, como sus ilusiones y esperanzas, vanas, fatuas, infantiles... no existe el destino, solo el azar, puro y duro, jugamos contra la realidad, contra nosotros mismos y contra los demás, jugamos creyendo que es para ganar, pero el premio es la nada, y aunque lo sabemos seguimos, reímos, lloramos, amamos,, odiamos, peleamos, seguimos, vendemos o compramos partes de nosotros, premiamos, castigamos, todo en una maníaca y egocéntrica danza que a veces roza la existencia de otros, cada uno con su música, pensando que los demás escuchan la misma.
Su camino no era largo, pero le dio tiempo a repasar su vida entera -¿tan corta es?-pensó al terminar.
Su acompañante le dejo unos pasos atrás, se unió a otros, que como él, pensaron que un mundo mejor podía ser posible. Todos de frente a la verdad, los errores se repiten, generación tras generación, como si fuera imprescindible que los nuevos tuvieran que experimentarlos de primera mano pese a las advertencias de sus mayores.
-Ya queda poco- pensó mientras las lagrimas corrían por sus mejillas...
El estruendo apenas se escucho, aquel día había demasiado ruido y horror como para que un poco más fuera a resaltar en el macabro cuadro...
El humo negro ascendía, lenta e inexorablemente, como el tiempo, eso que inmaterialmente se nos escurre de las manos, las llamas se reflejaban en unas gruesas gafas, cristales pulidos y relucientes que ahora reflejaban desde el duro y frío suelo...