domingo, diciembre 23, 2012

Ensoñaciones

La nieve caía lentamente en las ventanas de la gente que paseaba, nadie parecía sorprenderse del frio que entraba en ellos. Un joven y atolondrado minino que se mantenía agazapado sobre una tapia intentó jugar con los helados copos que inundaban las almas de los viandantes, nada mas tocar el primer copo maulló de sorpresa, como podían ni enterarse con semejante helor, se preguntaba el gatito confuso, su pequeña pata estaba totalmente congelada y tan solo había rozado una de aquellas esquirlas flotantes, había gente que solo era hielo, tras los cristales de sus ojos tan solo se vislumbraba una blanca y yerma desolación... Todo esto pensaba un joven mirando a un gato encaramado a un muro, que extrañamente jugaba con el aire y maullaba a los viandantes, pero era esa la realidad, o el hielo era lo que inundaba su alma y tan solo fantaseaba con aquella extraña y peculiar manera de actuar del minino...

¿Pero de donde venía tanta nieve? Se preguntaba el joven gato. Con un sol tan brillante y sin nubes parecía formarse de repente y caer sobre cualquiera sin ningún tipo de discriminación.
La tormenta arreciaba ya en los corazones de los viandantes, y se hacía insoportable seguir allí, iba siendo hora de buscar refugio de aquella tempestad, o pronto el mismo acabaría congelado.
Sus hábiles y seguros pasos lo llevaron entre los desiertos tejados de aquella ciudad, se deslizaba por las tejas sin saber hacia donde ir ni donde encontrar respuestas a las preguntas que llevaba sobre su consciencia.
De cachorro gustaba mucho de jugar con las pequeñas briznas que el viento llevaba, las cazaba y perseguía, danzaba al viento como una de ellas y por un momento comprendía su existencia, era una brizna mas volando mecida en el aire. Ahora ya no podía hacerlo, y se preguntaba si la perdida de esa sintonía no era la causa por la que cada vez comprendiera menos cosas...

Rayos de luz filtrados por cortinas le sacaron de sus cavilaciones, hacía un momento era un gato corriendo por tejados y ahora se había vuelto a perder entre la helada tormenta de su mente...

Creía que soñaba, hacía un momento le había parecido ver unos ojos reflejados por los rayos del sol, ahora solo estaba él en los tejados, rodeado de un pegajoso y persistente frío, buscar refugio para los gigantes instantes, recordó, evitar que los recuerdos quedaran congelados y perdidos.
Volaban golondrinas entre las antenas, emigraban ya, no fueran a quedar atrapadas entre la voz dormida del olvido y se perdieran para siempre en pleno vuelo.
Saltar, guarecerse, soñar despierto como un paraguas para la creciente tormenta que sin compasión arrasaba la propia esencia de lo que encontraba a su paso...

Viejo y delgado se reflejaba en un charco de agua, sus bigotes caían flácidamente, sus patas ateridas por una multitud de tiempo se movían lentamente, se había perdido en la tormenta y los años se habían olvidado borrando la alegría de la juventud, tan solo una brizna flotaba en su mente, una brizna que era un gatito alegre que se mecía al viento ronroneando...

Un maullido desesperado en su mente lo despertó, seguía atardeciendo inexorablemente, tumbado en el sillón había soñado ser lo que no era, las hojas de los arboles se mecían en sus copas, y el era incapaz de expresar sin voz lo que sentía en ese sueño...

Sus patas ya no se movían, el remolino de hielo que lo rodeaba le había robado todos sus años, solo se mantenía en pie gracias a la luz de un recuerdo que tal vez ni fuera suyo, tal vez soñado por algún otro que el observara al pasar y enamorado de él lo había adoptado para si.
Este instante dentro de un momento sera solo un recuerdo, pensó el minino, bufo con todas sus fuerzas y de su boca salio una pequeña y fina brizna, que con su baile cortaba los haces de aire que la arrastraban, el hielo escapaba a su paso. Que hermoso pensó el gato, no importa que no fuera mío, si así lo quieres puede ser tuyo un universo desconocido por entero.
Su pelo creció y cobro fuerza, sus patas volvieron a hincharse, su voz volvió con fuerza, y con alegría maulló una felina nota musical, todos los que estaban cerca se pararon a escuchar mientras una sonrisa se dibujaba en su cara, algunos nadaron en el mar, otros se desnudaron, otros soñaron, otros gritaron te quiero, pero todos volvieron a ver brillar preciosas facetas en sus ojos...

Escuchando desde la ventana pensó que no importaba si se lo inventaba, lo soñaba, o lo vivía, era suyo, y nada en el universo podría quitarle ese momento, incluso cuando las estrellas eclipsaran nada cambiaría ese instante...