martes, diciembre 19, 2006

Pensamientos

Perdidos en los rincones se hallaban, no existían pero sin embargo estaban allí, como un recuerdo mal suprimido, observando todo a su alrededor, ajenos a cuantos les rodeaban y sin embargo muy atentos. Los dorados rayos del sol les atravesaban, sin embargo proyectaban una inmensa sombra, capaz de envolver un mundo con ella, y mientras, todo discurría, un río sereno en la superficie pero revuelto en los fondos.

Sus cabellos se enredaban en las aceras, pisos, vehículos, animales, vidas, cruzándose magistralmente, creando un invisible dibujo lleno de magníficos matices, matices en movimiento perpetuo, hebras con vida propia, reflejando en su movimiento lo más íntimo. Sus ojos vacíos brillaban con estrellas, atravesando los objetos, las máscaras, las almas, cambiando lo observado impasiblemente, irremediablemente. Sus etéreas manos acarician el viento, los susurros y agarran la imaginación deformándola, reformándola o simplemente jugando. Sus oídos recibiendo las voces infinitas ancladas en el tiempo, retrasmisiones fuera de cualquier onda o sintonía. Su olfato notaba el olor a sueños, limpio, refrescante, alentador. Todo mientras sus bocas cantan con voces ilusorias, cantan y cautivan, su melodía hace palpitar los corazones, acerca el sol a la tierra y arranca de sus llamas un calor en el cual todos están dispuestos a perecer, sin miedo, con resolución, pensando en el mañana donde nunca se llega, bailar una melodía infinita mediante finitos medios, tarareando lo que no existe pero siempre esa allí.

domingo, diciembre 17, 2006

Diosa

Su pelo era sorprendente, cuando la luz traspasaba esas preciosas hebras castañas reflejaba tonalidades nunca antes vistas, tonalidades con las que cubría dos delicadas y finas orejas. La uniforme superficie de su piel no desvelaba defecto alguno, con solo verla daba la sensación de una cálida caricia capaz de derretir hasta el más frío témpano, capaz con un roce de contraer cualquier corazón. Sus finas cejas castañas y aterciopeladas daban una alegría a su rostro inigualable, a uno le entraban ganas de perderse en sus contornos. El mentón y los mofletes recordaban a las historias sobre hermosas sirenas, mientras su nariz, fina y pequeña realzaba la armonía que existía entre sus rasgos, debajo, su boca, sensual, perfecta, dos labios rojos que sugerían arrebatadoras sonrisas flanqueadas por dos graciosos hoyuelos, y cubrían una deslumbrante hilera de magnífico marfil. Por último, sus enormes y oscuros ojos parecían dos pozos infinitos capaces de albergar al mismísimo universo, capaces de perderse una eternidad en ellos. Si, era preciosa, y todos los días pasaban delante de ella miles de personas, muchas se detenían a observarla quedándose arrebatados por su belleza y magnetismo, su ropa cambiaba con las estaciones, siempre a la moda, cayendo con un perfecto corte sobre su estilizado cuerpo. Mientras creaba modas, ellas querían parecérsele un poco aunque fuera, y ellos la amaban en silencio, buscando siempre algo que se le asemejara. Impertérrita al tiempo conoció a cientos de generaciones, alentando e inspirando los mismos sueños en unas y otras. Al final solo quedó ella, protegida por su fina vitrina de cristal, mientras alrededor todo cambiaba, a la espera de algún día volver a inspirar a alguien con la misma intensidad, y convertirse de nuevo en una diosa…

lunes, diciembre 11, 2006

IRA

Perdida en un profundo abismo, repleto de arena, de nieve, de tiempo… Cenizas secas de crepitar que despiertan con suave roce el río vital palpitante tras una bomba, el infinito se acerca y la nada se aleja, los destellos del sol ya no ciegan, el viento no detiene al movimiento, caen como losas las pesadas mantas que cubren un estigma inolvidable. Perdida ya toda razón no queda sino danzar ante el vigoroso impulso, seductor, irresistible. Lenta pero firme surge una melodía desafiante, jovial a veces, terrible, siempre seguir por el bosque no salva la situación, hay que derribar los árboles, soltar el rugido y evitar la caricia tentadora del poder, poder que asfixia, que te matará, que te dará vida y que nunca te soltará…

martes, agosto 22, 2006

Supernova

El incesante latido del sol se agotaba, sus limpias llamaradas, sucias ahora, lamían las costas de cercanos planetas, se hinchaba, se arremolinaba sobre si mismo, un cometa de paseo por el sistema admiraba la transformación, su helada estela se fundía bajo la incontenible expansión, pronto abandono las peligrosas cercanías, llevándose parte de aquel maravilloso brillo reflejado en su escarchada piel, sería la envidia, pues su helado manto refulgía con brillantes tonos dorados. Los fragmentos sueltos fueron los primeros en escuchar el canto de sirena que les atraía, irremediablemente hechizados, se vieron arrastrados a su órbita deshaciéndose en tan bella melodía. Ya secos los mares, como nubes de vapor fueron a llover sobre el creciente fuego que arrasaba todo, una gota sobre un volcán. Ya los cuerpos celestes caían en su boca, tragados y masticados con brillantes y candentes dientes. Hinchado de tanto comer y al borde de sus fuerzas decidió dormir, pero el espacio es frío y necesitó arrebujarse para no perder calor, se torno pequeño y azul, hasta que de tanto encoger algo pálido y canijo quedó. Estalló de jubilo, al comprender que ya había llegado el momento de su sueño, la noche cae, oscura y estrellada entre miles de astros…

lunes, mayo 15, 2006

Evaporados

Sencillamente aquello era imposible, la luz entraba por todas las ventanas, los pájaros ya hacía rato que habían alzado su cantarina voz al roció, los perros esperaban ansiosos a que les sacaran a pasear, los semáforos regulaban la circulación, los motores de los coches deseaban comenzar la combustión de sus tareas, las farolas se habían sumido en un largo y diurno sueño, y las cocinas comenzaban ya a impacientarse por la falta de actividad. Pero nada ocurría, pese a no ser ya de noche todo dormitaba a la espera de la fuerza que los dirigiera a su acostumbrado movimiento. El tiempo pasaba, así que tan solo aquellos que disponían de voluntad y curiosidad decidieron investigar por que no ocurría nada, con los collares en la boca las mascotas buscaban a sus amos, buscaron sin descanso, salieron de las casas, se congregaron, recorrieron los frondosos parques recubiertos de flores, preguntaron a las aves, las ardillas, los insectos, todo sin lograr nada, la quietud solo era rota por su presencia, las puertas cerradas, los tejados vacíos, el asfalto frío y desnudo ampliamente desocupado, los lechos desiertos, yermas las oficinas y lugares de ocio. El tiempo pasaba, y el sol contemplaba desde arriba el espectáculo, mudo, imperturbable, pronto se encontró con la luna y le cedió a esta el puesto de vigilante, mientras los fieles compañeros de la humanidad seguían preocupados por estos, en su interior latía con más fuerza el vínculo que los había unido durante generaciones, aullaron, maullaron, piaron, e incluso hablaron a la gran viajera que era la luna, mas esta no respondió, pues no era tal su costumbre, siguió con su ronda hasta devolverle el testigo al sol. Así paso el tiempo, pronto los sin voluntad cayeron presa pacíficamente de lo salvaje, las casas desaparecían bajo un nube de hojarasca, helecho, o espino, los antiguos socios comenzaron a olvidar el antiguo lazo impulsados por una fuerza mas antigua y poderosa, los giros se sucedieron, y en un parpadeo del sol y las estrellas, lo que una vez fue se transformó en recuerdo, y luego se evaporo como las gotas de agua ante el sol…