viernes, julio 20, 2012

Devorador

Un intenso impulso invadió todo su cuerpo, se sentía arder, la adrenalina inundaba su torrente circulatorio, sus pupilas dilatadas lo veían claro, allí, al frente, estaba el origen de su infortunio, la cálida miel del odio acarició su paladar, un gutural grito crecía en su garganta, y sus mandíbulas cada vez mas apretadas amenazaban con romperse.
Frente a él, la esbelta máquina relucía con extraños colores en la noche, sus tentáculos hechos de biomateria recogían restos humanos para introducirlos en sus calderas, eran su sustento, eran su vida, eran su gozo.
Los pobres ilusos que habían llegado allí y habían osado enfrentarse estaban desparramados en torno suyo, familias enteras, niños, ancianos, soldados, filósofos, cualquiera era candidato a acabar allí, cualquiera...
Sabía que iba a morir, como todos los lanzados allí, no tenía posibilidad alguna ni capacidad de cambiarlo, solo podía decidir una cosa... como morir, pese a lo importante de la elección no le entusiasmaba la idea, era grotesco acabar así, sobrepasado y abrumado, odiando de impotencia y solo poder fenecer, undirse en el oscuro abismo de la inexistencia sin siquiera ser capaz de arañar el caparazón de su predador.
Los tentáculos no cesaban en su trabajo, ahora un pie, ahora un brazo, ahora medio torso, llenaban cadenciosamente el corazón del monstruo con las tibias vidas robadas. Mas una idea cruzo por su cabeza, como las encontraba si no tenía ojos, mas bien parecía un inmenso estomago ciego de gula que devoraba todo a su paso.
Los animados apéndices parecían ser capaces de discriminar los cuerpos de las rocas del terreno, hasta ahí parecía llegar su raciocinio, ¿pero como los distinguía sin tener ojos?, ¿quizás al tacto?
Tras meditar durante un rato el devorador estaba ya muy próximo, a diferencia de sus otras víctimas el podía moverse, había llegado allí por su propio pie, empujado por las supersticiones y servilismos de otros, pero gracias al azar había llegado vivo, y pensaba hacer un homenaje a tan insólito suceso.
Usando el fuego que abrasaba su corazón como una tea dejo escapar el furibundo grito que guardaba en su boca, y comenzó a correr hacia uno de los tentáculos, cuando este pareció captarlo y alzarse en su busca, el comenzó a huir hacia otro de aquellos monstruosos apéndices y driblando al primer perseguidor salto sobre su destino.
Las crueles extremidades lo agarraron en el aire, cada uno con titánica fuerza, en un último y desesperado esfuerzo se agarro a una de aquellas mortíferas prolongaciones con tal vehemencia que la otra pese a partirle los huesos no consiguió llevarse a su presa, frustrada por este hecho golpeó con violencia al objeto que impedía sus designios, desgarrando en la acción parte de la biomateria que recubría a su gemelo, el cual reacciono de manera ofensiva ante aquel ataque, golpeando a su vez con mucha más fuerza que la recibida.
Con el cuerpo desgarrado por el esfuerzo, fracturado hasta en el alma, a tan solo unos segundos del colapso, cayó entre el resto. Mientras la luz de sus ojos se apagaba lo último que pudo ver fue como dos tentáculos se devoraban mutuamente, y el resto de sus hermanos acudía a ser participe del festín...