viernes, marzo 30, 2012

Arreflexia

El tic tac del reloj marcaba firmemente el pasar de los segundos -No va a venir- pensó.
Allí estaba, apoyado en un árbol, con el pelo despeinado por el viento, agarraba con la derecha su viejo reloj de cuerda, y tristemente aguardaba -Tampoco hoy será-
Frente a él, un gran y pulido espejo, su superficie reflejaba alegremente cuanto acontecía a su alrededor, la larga calle que seguía tras el frondoso árbol, las hojas y papeles que danzaban en brazos del viento, los oscuros adoquines y los paseantes que se desplazaban por ellos -va a ser la última vez que espero-
Guardó su cronógrafo y separándose del tronco se zambullió entre el gentío con su andar poco decidido -¿a donde ir?
Mientras deambulaba entre la masa observaba los cristales, tintados, claros, transparentes, diferentes todos, pero con algo en común, a través de ellos se veía lo interesante, no pudo evitar pararse frente a una panadería y observar como un barrendero limpiaba las esquinas, pronto su reflejo se percató de que lo observaban y separándose de su fuente se acerco a él comenzando a seguirle -ahora no quiero jugar- comento malhumorado, pero aun así le siguió.
Un policía, un perro que paseaba, una graciosa señora, un ciclista, un peluquero, una taxista, e incluso un trapecista perdieron su reflejo cuando él paso a su lado -No me sigáis, hace mucho que dejé estas cosas-
Mientras avanzaba, cada vez mas gente perdía su imagen y se marchaban tras él formando una extraña procesión de reflejos tras la multitud de cristales de la ciudad -Uf!! Si no queda más remedio-
Girándose, comenzó a acercarse a la sorprendente comitiva que le seguía, y comenzó a bailar, las imágenes le imitaban, él giraba, saltaba al compás de una música inaudible, en el intento por clonar sus movimientos comenzaron a sentirse ridículos y a reír, limpias carcajadas tras los insonoros espejos comenzaron a inundar la ciudad, un sordo rumor que enmudecía al caótico chirriar del loco deambular de sus gentes. Comenzó un niño, fresco y espontáneo, una señora a su lado le siguió, dos parejas, una de jóvenes y otra de ancianos se sumó, pronto fue como una imparable ola, el ruido de los coches, las obras, los semáforos, todo quedo inundado de espontáneas risas, y conforme reían sus reflejos se unían a ellos en perfecta y simple sincronía -Ta, ta, tara, tarara, ta , tara, ta-
Desandando sus pasos terminó su alocado baile en el punto de partida, frente a él, un espejo que solo reflejaba una larga calle que seguía tras un frondoso árbol, las hojas y papeles que danzaban en brazos del viento, oscuros adoquines, ahora, ocupados por paseantes que reían mientras se desplazaban por ellos. Sacó su reloj del bolsillo y miro a través del cristal -No va a venir...

3 comentarios:

Laurana dijo...

Pues yo juraria que te dejé un comentario.... debí hacerlo mal!!! ufff... pues quería poner, que me encantó ^^ me gusta mucho como lo has escrito!

Laurana dijo...

Pues yo juraria que te dejé un comentario.... debí hacerlo mal!!! ufff... pues quería poner, que me encantó ^^ me gusta mucho como lo has escrito!

Farsinoc Netirizam dijo...

Gracias!!! :)