viernes, marzo 30, 2012

Arreflexia

El tic tac del reloj marcaba firmemente el pasar de los segundos -No va a venir- pensó.
Allí estaba, apoyado en un árbol, con el pelo despeinado por el viento, agarraba con la derecha su viejo reloj de cuerda, y tristemente aguardaba -Tampoco hoy será-
Frente a él, un gran y pulido espejo, su superficie reflejaba alegremente cuanto acontecía a su alrededor, la larga calle que seguía tras el frondoso árbol, las hojas y papeles que danzaban en brazos del viento, los oscuros adoquines y los paseantes que se desplazaban por ellos -va a ser la última vez que espero-
Guardó su cronógrafo y separándose del tronco se zambullió entre el gentío con su andar poco decidido -¿a donde ir?
Mientras deambulaba entre la masa observaba los cristales, tintados, claros, transparentes, diferentes todos, pero con algo en común, a través de ellos se veía lo interesante, no pudo evitar pararse frente a una panadería y observar como un barrendero limpiaba las esquinas, pronto su reflejo se percató de que lo observaban y separándose de su fuente se acerco a él comenzando a seguirle -ahora no quiero jugar- comento malhumorado, pero aun así le siguió.
Un policía, un perro que paseaba, una graciosa señora, un ciclista, un peluquero, una taxista, e incluso un trapecista perdieron su reflejo cuando él paso a su lado -No me sigáis, hace mucho que dejé estas cosas-
Mientras avanzaba, cada vez mas gente perdía su imagen y se marchaban tras él formando una extraña procesión de reflejos tras la multitud de cristales de la ciudad -Uf!! Si no queda más remedio-
Girándose, comenzó a acercarse a la sorprendente comitiva que le seguía, y comenzó a bailar, las imágenes le imitaban, él giraba, saltaba al compás de una música inaudible, en el intento por clonar sus movimientos comenzaron a sentirse ridículos y a reír, limpias carcajadas tras los insonoros espejos comenzaron a inundar la ciudad, un sordo rumor que enmudecía al caótico chirriar del loco deambular de sus gentes. Comenzó un niño, fresco y espontáneo, una señora a su lado le siguió, dos parejas, una de jóvenes y otra de ancianos se sumó, pronto fue como una imparable ola, el ruido de los coches, las obras, los semáforos, todo quedo inundado de espontáneas risas, y conforme reían sus reflejos se unían a ellos en perfecta y simple sincronía -Ta, ta, tara, tarara, ta , tara, ta-
Desandando sus pasos terminó su alocado baile en el punto de partida, frente a él, un espejo que solo reflejaba una larga calle que seguía tras un frondoso árbol, las hojas y papeles que danzaban en brazos del viento, oscuros adoquines, ahora, ocupados por paseantes que reían mientras se desplazaban por ellos. Sacó su reloj del bolsillo y miro a través del cristal -No va a venir...

lunes, marzo 19, 2012

Cósmica

Sus tacones se habían partido, pero seguía corriendo, la necesitaban, nunca había fallado, siempre mantenía su palabra, sus tatuajes brillaban, los potenciadores trabajaban al máximo, cada paso la impulsaba a una distancia inverosímil, la gente apenas podía apartarse, solo lograban atisbar una pálida figura con una azulada estela tras ella.
Corría, corría como en su infancia, el tiempo era su enemigo, en aquellos tiempos, solo lo hacía para sobrevivir, en la calle el lento esta muerto. Robaba, hacía recados, era lista, y siempre mantenía su palabra, incluso cuando perdió la pierna, incluso cuando la violaron, incluso cuando le quitaron los ojos, no habló... por eso la reconstruyeron, mejor que antes, menos humana, mas letal...
Su objetivo estaba cerca, ya podía verlo con sus implantes, unos multicolores ojos, fríos, metálicos, ojos que no parpadearon al tomar su venganza, que no apartaron la mirada de sus torturadores, unos ojos que nunca mentían...
Saltó el muro como si de un ligero bache se tratara, giro en el aire, y lanzando con mortal precisión su bolso, golpeó el control de seguridad, estallando en una anaranjada llamarada. Tocó tierra y siguió su rápido avance hacia la gran mansión, luces y sirenas sonaron por doquier. Sin tiempo, opto por ir directamente, abrió su brazo derecho derramando un oscuro líquido, y una fina y larga hebra verde surgió, al final de ella una pequeña y luminosa esfera la remataba, cerrando de nuevo su brazo, cogió el alargado hilo y lo hizo girar sobre su cabeza, en grandes círculos sobre ella, el eléctrico sonido era el preludio a una muerte segura, todo lo que se interponía entre aquel hilo y su movimiento quedaba seccionado, algunos robóticos guardias intentaron pararla, ninguno logró computar que pasó.
Tiempo, si solo lo hubiera visto antes, si hubiera escuchado a su instinto...
Aquella mañana primaveral algo se revolvía en su estómago, la habían llamado con prisas, eso no le había ocurrido nunca desde su renacimiento, algo no iba bien, pero aquella dolorosa noche dio su palabra, ahora restaba un último trabajo, y por fin, la libertad, ansiada, soñada.
El local llevaba cerrado mucho tiempo, por eso todo estaba enmohecido y sucio, nadie entraría y les molestaría, al fondo, una destartalada barra, el maletín de costumbre no estaba, en su lugar había una pequeña figura sentada, su visión era perfecta e inmediatamente descubrió que era una niña, de unos diez o doce años de edad, delgada, vestida con harapos, para su sorpresa la niña miraba en su dirección, la había visto pese a su usual discreción, era buena.
Se acerco con paso firme, ahora era rubia, de pelo corto, ojos negros, nariz fina, labios tristes, metro setenta, delgada, casi nervuda, lucía en la espalda un enorme dragón que desafiaba a todos los viandantes que la miraran de espaldas y multitud de piercings le conferían un amenazador aspecto.
Se paro delante de la niña, esta ni se inmutó, mantuvo su mirada, aquellos ojos verdes no parecían tener miedo, solo observaban y evaluaban, tras un rato en silencio, la niña dijo -¿Cósmica?
Ella hizo un gesto afirmativo con la cabeza sin decir nada.
-Bien, yo me llamo Miranda y vamos a trabajar juntas-
Siguió callada, pese a su frialdad Miranda no se amilanó y siguió hablando.
-Antes de comenzar tengo que pedirte algo...
-¿que?- fue lo único que respondió.
-Que saldré viva de esta...
Allí estaba, y nada podía detenerla, robots, humanos, armas, todo caía a su paso, el árbol tatuado en su espalda brillaba cada vez que absorbía un impacto, pronto el último obstáculo cayó. Las puertas frente a ella, de un potente golpe las abrió, conecto el buscador, allí no había inhibidores, la señal llegaba clara, estaba en el sótano. Encontró las escaleras y bajó, esperaba encontrar resistencia, pero no hubo ninguna, aquello era una trampa.
Llegó a una amplia y vacía estancia, iluminada por una potente luz central, dos enormes figuras la esperaban, una de ellos agarraba una pequeña figura, como una muñeca rota colgaba del pelo, la sangre manaba de múltiples heridas, inerte...
Lanzó lo que le quedaba de su zapato rompiendo el foco, ella estaba preparada, por lo que el paso a infrarrojos lo hizo antes que sus enemigos, solo necesitaba eso, uno cayó inmediatamente, el órgano artificial que bombeaba los nutrientes en su mano. Arremetió al otro con su luminosa hebra, pero ya estaba preparado, choco contra una chisporroteante barrera y resbalo sobre ella, una lobuna sonrisa cruzo el rostro de Cósmica, soltó su arma, giró con todo el cuerpo para darle inercia al torso de su adversario caído, lo lanzó contra su compañero y un fogonazo a cortocircuito surgió cuando impactaron. Ella ya estaba al otro lado agarrando de nuevo el mortal hilo, lo lanzó, una cabeza salió disparada, la mano aflojó su presa y la niña cayó.
Escaneó velozmente la estancia, parecía que no había ninguna sorpresa más, se acerco a recoger a Miranda, comprobar si aun había cumplido su promesa, la giró, respiraba, la niña abrió los ojos y le sonrió, ella le devolvió la sonrisa... su corazón se paro, cayó de lado, aquellos ojos no eran de una niña, ella lo fue una vez, y sabía como eran, no así, no tan fríos y desapasionados.
-Por fin, creía que no lo lograrías, pero como me habían dicho, si estas motivada, eres la mejor.
La niña se levanto, miro sus heridas con cara de fastidio -Uf, con lo caro que es clonar tu cuerpo y luego trasvasar la conciencia, pero reconozco que ha merecido la pena.
Pese a no poder moverse funcionaba con la energía de reserva, sus funciones cerebrales estaban preservadas, miró a su antigua asociada, esta se percató, y mostrando la mano señalo un pequeño anillo -Me costo mucho, murió antes de dármelo, pero cometió el fallo de guardar un diseño tuyo en sus ordenadores.
La primera vez que abrió los ojos tras su renacimiento él estaba allí, deforme, mutado, uno de esos pobres que nacen cerca de áreas contaminadas, casi todos mueren, pero otros sobreviven, y demuestran habilidades fuera de toda escala, así era Mimoide, algo extraordinario, creador del único biocibercuerpo existente. Trabajaba para malas personas, pero siempre lograba que sus acciones repercutieran en algo bueno, sus creaciones solo mataron a asesinos, violadores y criminales. Sobre todo, lo que mejor se le daba era anticiparse. Una vez, cuando todavía no estaba completada le dijo -Mis posibilidades de salir de esto son nulas, pero tu lo harás, en tu último trabajo querrán eliminarte, es lo usual, pero te liberaran de todas tus promesas...
El sistema se reinició, tan rápido como silencioso, la niña se había girado para coger una de las armas de los muertos, no se enteró de nada, calló al suelo, su última promesa...
Sus ojos, ahora de un marrón vivo, miraban al nuevo amanecer, su tercera vida, toda para ella...

viernes, marzo 16, 2012

Musica para leer Buscando

http://www.youtube.com/watch?v=x17cFmFGKRk

Buscando

Las lejanas luces le indicaban la cercanía de un pueblo, traían a su pensamiento imágenes de cálidos fuegos, animadas charlas frente a la lumbre, risas y confraternización, cosas que había dejado atrás hacia ya tiempo, se le antojaba como una eternidad, ya casi había olvidado el agradable roce humano, pero su búsqueda exigía del alejamiento, de la privación, evitar las distracciones.
No podía detenerse, caminar, caminar, evitando todo contacto, solo entre la naturaleza, observando, meditando, aprendiendo de lo que encontrara, buscando una nueva perspectiva.
La guerra se lo había arrebatado todo, incluso su humanidad, en el frente realizó actos inenarrables, actos que le atormentaban durante el sueño y la vigilia, el hecho de que fueran ordenados no le aliviaba nada, es mas, potenciaba su tormento. La derrota lo despertó, le dio conciencia de lo realizado, fue una derrota total, militar y espiritual, su único sentido hasta entonces era la victoria, cuando le arrebataron esa idea y comprendió que nunca la lograría enloqueció, creía que el coste solo merecía la pena si ganaba, y en el fracaso entendió que el coste era demasiado para cualquier caso. Ahora vacío y a la deriva huía, todos los días, de sus miedos, de sus monstruos, de él mismo, y mientras huía no era él, era otro, capaz de buscar una salida al infierno que escasos pasos atrás le seguía.
Avanzando en su burbuja surca un plácido mar primaveral de paz y armonía, los arboles crecen a su ritmo, los animales sobreviven en equilibrio con el medio, el viento danza libre entre las colinas, si solo pudiera imbuirse de ello, si solo pudiera romper esa persistente y oscura aura suya. Quien fuera niño para volver a empezar de nuevo entre aquellos parajes, bajo aquella luna y estrellas, en aquel limpido cielo, llenarse los ojos de luz para ver entre la oscuridad y no tropezar, pero en sus ojos solo hay humo, en sus oídos gritos, en su garganta un fiero rugido, la muerte salió de sus manos, y ya no son capaces de hacer nada.
Una lluviosa noche, resbala, cae, se golpea, y pierde la conciencia, al despertar en el ocaso descubre que esta solo, fuera del camino, ya no escucha a sus perseguidores, el rugido de las bestias se ha perdido, sonríe como no hacía en muchísimo tiempo, y allí decide pararse.
Con sus manos construye un pequeño refugio, utensilios de pesca, caza y recolección, se pertrecha durante el verano para el invierno, y plácidamente pasan las estaciones, rodeado de esa paz, sin importarle nada, solo existiendo, uno mas en el devenir de los días...
Esa noche duerme mal, vuelve a oír los gritos, los llantos, las súplicas, el hedor a muerte inunda sus fosas, ya están aquí, lo han encontrado, todo llega, nunca se puede escapar a uno mismo, lo llevas cosido. En la mañana despierta temprano y comienza a recoger sus utensilios, no le queda tiempo, las rocas a su espalda se desprenden con un seco sonido, se gira, un oscuro uniforme le mira con rencor, el guiño de su revolver lo desplaza un paso hacia atrás, un segundo guiño lo derriba, mientras el aire escapa de sus pulmones arrastra consigo una sonrisa... aquí esta bien...aqui esta bien...

miércoles, marzo 14, 2012

El camino

Caminaba, como todo el mundo, seguía la ruta hollada por innumerables pasos antes que yo, bien marcada, con un perímetro claro, ornamentado incluso. Comencé guiado por la mano de mi progenitor, y luego continué llevado por la inercia. El camino estaba rodeado de un alto y espeso bosque, repleto de árboles imposibles, setos cuadrangulares llenos de hojas cortantes, animales extraños, insectos diferentes, todo amenazador y peligroso.
Eramos muchos, cientos, miles, quizás millones, todos por el mismo camino, ancho, ajardinado, domesticado, había setos que cortaban, y la gente se acercaba, después de cortarse reían satisfechos de su valor y osadía, lo intente varias veces, los cortes eran regulares, asépticas incisiones por las que manaba sangre, nada por lo que reír.
No se cuando ni por que, me empujaron, era divertido decían gritando, caí, traspasando el borde, aterricé sobre un insecto aplastándolo, un extraño jugo manaba de él, el dulzón olor se me antojaba delicioso, antes de pensar lo que hacía ya lo había sorbido todo, un extraño calor inundo mi cuerpo, los colores cambiaron, los puntos cobraron formas, y todo tenía música, mi corazón palpitaba desbocado, comencé a correr entre la cortante maleza, los surcos, profundos y desgarradores arrancaban de mi cuerpo trozos enteros de carne, era agradable, como si fueran partes que me sobraran, la sangre adornaba esas metálicas hojas, cuanta belleza, toda distorsionada, tanto tiempo atrás...
Salté, brinqué, encontré animales y los maté, devorando sus cuerpos, mi interior ya ardía, mi corazón ya no palpitaba, era una tea, que amenazaba con quemarme, escalé uno de aquellos imposibles árboles y una vez arriba, abriendo mi pecho, lancé su ígneo contenido sobre él, pronto comenzó a arder, el fuego se contagiaba de árbol en árbol, el bosque ardía con llamas multicolor, un magnífico espectáculo.
Desde mi elevada posición miré al camino, la gente quemaba pequeñas matas, produciendo trémulas y ridículas llamas, algunos se herían el pecho, otros aplastaban ridículos insectos de cartón, y los que más, luchaban contra vacías pieles de animales, imitaban lo que sucedía en el bosque. El fuego se avivó, me lancé, caí sobre dos ilusos, sus huesos se quebraron ante la sacudida, reían de dolor, vertí un poco mas de mi pecho y quedaron calcinados, comencé a perseguirlos, y uno tras otro, entre terribles risas perecieron. Me rodearon, se abalanzaron sobre mí, mordían, querían devorar las llamas, y mientras comían sus corazones se detuvieron, me dejaron y comenzaron a perseguir a otros, desgarrarlos para luego quemarlos, todo entre hilarantes sonidos.
El camino no ardía, y todos los que nos seguían apagaban las llamas con sus pies... volví a arder... con un rugido me alcé, mire al cielo y vi una negra estrella en el firmamento, sin brillo, gélida... la llamé, le grité, la reté... la furibunda estrella volvió uno de sus oscuros rayos hacia mí, tal fue su fuerza que todo se tambaleo, la realidad tembló y yo caí en un oscuro pozo de inconsciencia...
Desperté solo, sobre el gris e insípido polvo del camino, mis latidos ensordecedores me incorporaron, mire alrededor, miles, quizás millones de personas corrían como locas por el bosque, gritando, rugiendo, desgarrándose, vertiendo su contenido sobre relucientes hojas, mientras, yo, tristemente reía... comencé a coger piedras y a lanzárselas, primero con pésimos resultados, después, poco a poco, dando certeramente en el blanco, conforme recibían el impacto, caían, apagándose sus llamas, y al levantarse, todos volvían al camino, cogían piedras y las lanzaban, así hasta que nadie quedó fuera. Solté mi último guijarro y con un ágil movimiento penetré en la foresta, mi quieto corazón volvía a arder...

sábado, marzo 10, 2012

Curiosidad

Aquella frondosa puerta escondía innumerables secretos, por eso no estaba guardada, inimaginables horrores pasaron por su mente mientras se acercaba, no podía remediarlo, arrastrado por una emoción irreprimible, seguía con paso firme hacia el umbral. Una vez delante, su mente dejo de trabajar, solo podía pensar en traspasarlas, nada era más importante en su vida, salvo lo que iba a encontrar tras ellas, carente de otras emociones salvo una irrefrenable curiosidad, empujó la suave y firme hoja, esta, sin apenas hacer ruido cedió a la presión y se deslizo sobre el marco, dejando una abertura por la que podía pasar...
La estancia era pequeña y deslucida, todo lo contrario que el exterior, magnifico, frondoso y elaborado, una sugerencia a la clase de secretos que guardaba en su interior, su corazón se detuvo en un latido, aquella triste, gris y reducida estancia de piedra no contenía nada, salvo polvo y años, sus esfuerzos,todo el tiempo de dedicación, las noches en vela persiguiendo una obsesión, todo eso y más ahora caían sobre sus hombros encorvándolo, drenándole las pocas fuerzas que le restaban.
Su vida carecía ya de sentido, todo ese esfuerzo fútil, arriesgándolo todo, para que una vez conseguido el objetivo no hubiera nada, ni siquiera insatisfacción, solo vacío, como la sala, vacía...
Cuando era niño solía perseguir a su padre con mil preguntas sobre el mundo, cuando no se las contestaba, acosaba a otras personas, su curiosidad era insaciable, quería saberlo todo, cada secreto escondido, cada explicación de la realidad, sentir cada emoción, vivir todas las posibilidades de la vida, por eso cuando tuvo edad, partió, en busca del conocimiento, unas veces lo gano, otras lo robo, otras simplemente se lo encontró, pero viajo insaciable en busca del sentido de las cosas, navego mares imposibles, surco cielos inventados, hablo con los muertos y soñó con el infinito...
En el límite del mundo encontró una pista, la cámara del conocimiento total, decían los grabados que en ella un viejo dios errante encerró, el total de los conocimientos y emociones que habían en el mundo. Desde entonces espoleado por el tiempo, dedico su existencia a buscarla...
Viejo y ultrajado, ya al borde de su último suspiro comprendió las enseñanzas del gran errante, nunca podrás aprenderlo o sentirlo todo, por que no hay nada...

martes, marzo 06, 2012

Musica para leer Viajero

http://www.youtube.com/watch?v=X1wTdFSYK9c

Viajero

-Voy a Morir- pensó mientras observaba los astros desde su ventana. La sensación de congoja fue tal que perdió pie y calló al suelo, no pudo mas que comenzar a replegarse buscando el porque de su nefasto destino...
Mi padre solía contarme muchas veces que su padre nació el último año de la guerra, apenas pesaba un kilo, cuando las bombas caían lo dejaban solo en la incubadora y todos iban a los refugios rezando para que ninguna bomba alcanzara el hospital. Sus abuelos habían dejado la capital huyendo de la guerra, su abuela había tenido un aborto al caer una bomba en el teatro donde disfrutaban de una obra, y su hermana había muerto aplastada por las constantes avalanchas de gente que buscaba refugio durante los interminables bombardeos. Claro esta, que mi padre, también refería a menudo que el había nacido en una época privilegiada, en la cual no habían habido guerras desde hacía tres generaciones, también maldecía el hecho de que este regalo de paz se había vuelto en contra de todos al crear una generación de egoístas conformistas fácilmente manipulables. Habitualmente decía que en la época de su padre un trabajador podía medrar, el abuelo logró que sus hijos estudiaran en la universidad mientras trabajaba en la fábrica, nunca debió nada a nadie, logro una casa, una familia y un futuro, pese a las penurias y el hambre de sus primeros años siempre fue a mejor, literalmente escapó junto a sus congéneres de los abrasadores fogones del infierno hasta los cómodos salones de la tierra, pues como mi viejo siempre mantuvo, el firmamento quedaba muy lejos aun de los mortales.
Sin embargo, yo, no puedo atribuirme tal suerte, nací en los cómodos y cálidos aposentos de la tierra para ascender a los terribles y fríos espejos del firmamento, que ilusos somos los humanos, miramos al futuro con el optimismo de un niño, sin saber que no existe, solo un extraño e insólito presente.
Mi presente comenzó con un sueño, dulce e inocente, salir al exterior y danzar entre las estrellas, mi infancia transcurrió entre otros que soñaban igual, todos juntos jugamos al mismo juego, nos esforzamos, competimos, nos traicionamos, algunos incluso mataron... ¿para que?... para soñar un rato más y no despertar a la verdad. Tal fue mi mala suerte que logre mi objetivo, entre unos pocos llegue al final del camino y me encontré frente relucientes y plateadas puertas, que daban a un aséptico y lógico interior, entonces otro juego comenzó, uno desconocido, cuyas reglas no estaban claras, había que vencer a los viejos dioses, Newton, Einstein, Hawking, y otra vez quiso el azar traicionarme, les vencimos, ya no quedaba puerta alguna, solo un inmenso y vasto océano que explorar.
Nos metimos en nuestra caja de latón, e impulsados por nuestras insaciables ambiciones fuimos lanzados hacia el infinito, pero el infinito no es para ilusos, y nosotros lo eramos, de los peores que se puede ser...
Andamos a la deriva por un tiempo indefinido, creyendo que teníamos un rumbo, pero donde no hay referencias no hay lugar en el que se esta o estará. Al final, lo supimos, otra desafortunada coincidencia, podríamos haber perecido sin necesitad de enterarnos, pero el universo quiere que los tontos sepan y los listos ignoren.
De ilusión se vive y de ilusión se sufre, habíamos luchado tanto, vencido a dioses, fabricado una nave como ninguna jamas, habíamos volado por encima de las nubes, y ahora no íbamos a detenernos, nunca!! tanto esfuerzo para partir, ahora tocaba regresar.
Lo logramos, que irónico, la estupidez da alas, es una fuente infinita e inagotable, nos llevó de vuelta, nos dejó aquí, frente a nuestra tierra, frente a nuestro hogar, frente a la verdad que nos hizo repentinamente listos, cuando te alejas mucho de tu casa ya nunca podrás volver a ella...
Una frío y muerto guijarro flota perdido entre una marea de estrellas, junto a un anaranjado sol moribundo, que antaño fue amarillo, e iluminó azules costas llenas de vida, hermosos pastos verdes y relucientes y plateadas ciudades...
-Hoy voy a morir...

lunes, marzo 05, 2012

¿A que temperatura funde el vidrio?

Mil quinientos grados... arena de sílice... y nos ponemos a esperar... las máquinas no cesaban en su labor, el ruido era ensordecedor, tanto que era capaz de acallar los propios pensamientos. La luz roja comenzó a brillar, era el fin del turno, por fin una extenuante jornada de trabajo había terminado, el calor, la atención prestada, las pesadas labores, ahora solo tiempo para uno mismo.
Las sala de taquillas estaba abarrotada, aquí también calor, pero menos, mas soportable, la charla relajada, los comentarios pausados, todo denotaba que la jornada se diluía en la noche.
Fuera... una inspiración, el olor a libertad, mezclado con el humo a tabaco de los trabajadores, las ramas de los arboles oscilan al compás de la tibia brisa, el ligero resplandor del oculto sol todavía presente en el horizonte, las farolas que comienzan a despertar de su perezoso letargo diurno.
Caminaba con paso firme y decidido, sin sueños en su cabeza, con realidad en su mirada, hoy se acababa, pero no deseaba dejarlo ir sin antes robarle un pequeño bocado, sus pasos lo encaminaron a la taberna más cercana, allí, entre el barullo, las charlas y las risas estaba la vida, carente de engaños, pura, simple, gente que solo desea estar con gente.
Entra... deja su gorro, se acomoda en una mesa, pide una cerveza y observa, bebe un largo trago, mientras lo hace, su sabor despierta recuerdos, fantasías de juventud, sueños imberbes que ahora navegan entre los islotes de su memoria.
Suena una música, todos dejan de hablar y se centran en el espectáculo, los músicos comienzan a hilvanar, primero lenta y tímidamente, luego con pasión y confianza, pronto todos se hayan ya presos en sus melodiosas redes, sonidos que se intercalan, que suben, que bajan, que hacen latir el corazón y llorar al alma, pronto todos son uno, tarareando con el cuerpo y la mente la melodía.
El tiempo vuela dentro de la crisálida que son las risas y la cerveza, aderezadas con el dulce sabor a música, la noche avanza inexorablemente hacia su ocaso, pronto la gente comienza a abandonar, embozados de felicidad, el local, al tiempo ya es hora de marcharse, la fiesta terminó.
Vuelve a la calle, ahora, sus cansados e inseguros pasos lo llevan hasta una pequeña habitación, hasta un confortable y cálido lecho, donde los suaves brazos de Morfeo realizan eficientemente su trabajo...
El sol ya despunta por el horizonte y lo encuentra levantado, terminando su desayuno, se cala su sombreo y sale a la calle, allí, se funde con una hilera que discurre en una sola dirección.
Las taquillas abarrotadas, bostezos y quejas, aire ya enrarecido, una ropa áspera como segunda piel, al salir, el frío y monótono abrazo de unas máquinas que ensordecen el pensamiento.
Mil quinientos grados... arena de sílice...y nos ponemos a esperar...

domingo, marzo 04, 2012

El Humo negro

El humo negro ascendía, lenta e inexorablemente, como el tiempo, eso que inmaterialmente se nos escurre de las manos, las llamas se reflejaban en sus gruesas gafas, cristales pulidos y relucientes que le permitían ,ahora, ver el tremendo horror que inundaba las calles, podía alguna vez de niño haber imaginado que allí, en los terrenos de sus infantiles y plácidos juegos, llegaría a ocurrir tamaña tragedia.
La puerta sonó, se volvió y espero, tenso, a que alguien atravesara el umbral.
-Sangre, soy yo!!- escucho del otro lado de la puerta.
Con el cabello erizado aun por el miedo avanzó hasta la puerta y la abrió, dejando entrar a una pálida figura embozada en un grueso abrigo.
Largo rato se quedaron inmóviles las dos figuras, mirándose, tanteándose el uno al otro, parecía que ninguno quisiera dar el primer paso.
Tras un buen rato de silencio el recién llegado decidió hablar -Ya sabes a lo que vengo, la verdad no es para los cobardes y tu nunca lo has sido.
Se giró, quería seguir torturándose con las imágenes tras la ventana, le parecían mas soportables que lo que había entrado por la puerta.
-Ya no hay vuelta atrás, ¿verdad?-
-Nunca la hubo- respondió la embozada figura.
Cuanto habría dado por no estar allí, por no ser él mismo, por dejar de existir y ser solo un sueño...
Dejo de contemplar las horribles escenas de su ventana, cogió un abrigo colgado de una percha y avanzó hacia la puerta, el recién llegado esperó a que le rebasara para seguirlo. Mientras bajaba las escaleras vio como desde uno de los portales un niño lo espiaba oculto.
-Niño, huye, escapa de esta demenciada existencia a la que te han condenado sin consultarte, escondete en la isla más remota de tu mente, pues tal vez así logres evitar que la realidad devore tu alma- Pensó mientras rebasaba el escondite del crío.
Salio a la calle, nada mas pasar el umbral sus fosas nasales se llenaron del acre olor a cenizas, como sus ilusiones y esperanzas, vanas, fatuas, infantiles... no existe el destino, solo el azar, puro y duro, jugamos contra la realidad, contra nosotros mismos y contra los demás, jugamos creyendo que es para ganar, pero el premio es la nada, y aunque lo sabemos seguimos, reímos, lloramos, amamos,, odiamos, peleamos, seguimos, vendemos o compramos partes de nosotros, premiamos, castigamos, todo en una maníaca y egocéntrica danza que a veces roza la existencia de otros, cada uno con su música, pensando que los demás escuchan la misma.
Su camino no era largo, pero le dio tiempo a repasar su vida entera -¿tan corta es?-pensó al terminar.
Su acompañante le dejo unos pasos atrás, se unió a otros, que como él, pensaron que un mundo mejor podía ser posible. Todos de frente a la verdad, los errores se repiten, generación tras generación, como si fuera imprescindible que los nuevos tuvieran que experimentarlos de primera mano pese a las advertencias de sus mayores.
-Ya queda poco- pensó mientras las lagrimas corrían por sus mejillas...
El estruendo apenas se escucho, aquel día había demasiado ruido y horror como para que un poco más fuera a resaltar en el macabro cuadro...
El humo negro ascendía, lenta e inexorablemente, como el tiempo, eso que inmaterialmente se nos escurre de las manos, las llamas se reflejaban en unas gruesas gafas, cristales pulidos y relucientes que ahora reflejaban desde el duro y frío suelo...

viernes, marzo 02, 2012

Otro Inicio

El joven había nacido, y pronto se quedo solo, no podían hacerse cargo de él, tal era la cruda realidad, así que lo dejaron, fue abandonado a su suerte, no sin alimentos ni cobijo, loo dejaron donde van todas las cosas perdidas, y allí creció, aprendió de los saberes perdidos, de los objetos extraviados, de las emociones rotas, allí creció, viéndolo todo sin ver nada, cuando ya era mayor, indeterminadamente mayor, aquel joven viejo decidió que ya era hora de partir, buscar la fuente de todas las cosas que habían conformado su mundo, y sin dilación partió, se elevo sobre su deseo y salio despedido... llego, pero nada mas arribar descubrió que todo era mas incompleto que en su hogar, pues las partes importantes habían sido expulsadas, de donde el venia residía el alma de ese vacío mundo, deambuló por vacías calles llenas de gente, espejos que no reflejaban nada, añicos que lo poblaban todo, estructuras sin cimiento ni concierto, incomprensibles en su base y en su forma... ¿por esto huí de mi hogar? Se preguntaba constantemente... sombras que no provienen de luz alguna, vacuas insinuaciones de realidad, existencias negadas... triste lloro por su hogar perdido, no podía volver, no sabía el camino, hay puertas que solo se abren en un sentido, y así buscándose logro perderse, que irónico es el destino...

jueves, marzo 01, 2012

Sonata

Ligeros escalofríos cruzan mi rostro al pasar, la soledad es un huerto donde crecen flores multicolores, la baba de los caracoles cubre los floridos jardines, nutriendola de bellas callosidades, producto del desgate y la fricción de los elementos..ohhhh...realidad informe e inexistente, que solo existes en mi cabeza, dejame un día para ser sin ser, para llegar a ningún sitio, para dejar de ver que nada soy y en nada me convierto...ohhhh abrumadora carga de conciencia, libérame del peso de estos vacíos ojos... que sin ver lo sienten todo...crecer...morir...ser posibilidad...caminos cruzados en un mismo tapiz....olvido...olvido...recuerdo...solo un olor en el viento...