Diminutas volutas de humo se perdian en la inmensidad del limpido cielo estival, una suave y calida brisa paseaba alegremente por el entorno, rozando suavemente las ramas de los arboles, los petalos de las flores, y la cristalina superficie de los arrolluelos. El fino rumor del agua hacia un perfecto dueto con el canto de los grillos y el crujir de las hojas al rozarse, el suave trino de los pajarillos volaba alegremente sobre las encrespadas colinas circundantes, por aqui y por alla la vida se habria camino en un estado de perfecta armonia...
Pero no siempre es asi todo, el universo gira con sus propias reglas, la incertidumbre lo es todo en un mar de ciegas certezas, asi, lo que un dia fue un bucolico paraje de naturaleza perfecta hoy lo es de mayor perfeccion aun.
Una rojizia y espesa humareda era exalada de un burbujeante agujero fundiendose con las multicolores nubes que planeaban sobre el lugar, el ceniciento cielo amenazaba con lluvia, pero no con una precipitacion normal, si no con una corrosiva cortina capaz de quemar la propias llamas que danzaban sobre unos tubos emergentes de la tierra, una seca tierra de color oscuro que exudaba un acre olor a podredumbre. Un flujo de consistencia viscosa cortaba el terreno, serpenteante en su recorrido, el gorgojeo que emanaba de el era transportado por un abrasante remolino de gas que campaba fieramente a sus anchas sin ningun opositor que lo detuviera, y haciendo chirriar a su paso las cadenas de la maquinaria, ahora inerte, que esperaba solo una orden para moverse. Extranyas formas parecidas a aves sin plumas graznaban a los altos muros y alambradas de las insaciables factorias que escupian una gris polvareda sobre el plomizo cielo, la vida sigue abriendose camino, en todas sus extranyas formas, sin importarle el juicio de nadie, majestuosa, bella y perfecta...
...en el oscuro pasaje de un libro me encontré, perdida el alma, perdida la noción de bien y mal, perdida la esperanza de un futuro, busqué y encontré, nada existe ni es real, sueños que se sueñan a si mismos, nieblas autosustentadas, así somos, gracias a eso podemos hacer cualquier cosa...
sábado, junio 11, 2005
miércoles, junio 08, 2005
Fuego y piedra
Un incandescente fuego cubria los campos como si de una manta se tratara, la antes verde hierba se retorcia de dolor exalando a borbotones un humo oscuro, mientras, la palida piedra recibia el constante aguijoneo de proyectiles clavandose y arrancando trozos de su clara superficie, el retumbar de miles de pisadas generaba ondas en la sucia agua del foso que circulaba rodeando al firme bastion. Los segundos discurrian, caian al igual que lo hacian las piedras de sus muros ya resquebrajados por la constante y erosiva lluvia que lo corroia, la humareda cubria la direccion del enemigo, invisible este, desde su posicion ofensiva se disponia a lanzar una nueva andanada de llamas, terribles y fascinantes, que en su loca danza reducirian a cenizas la esperanza y la vida, amorales y sin misericordia lanzaban su delirante canto al cielo.
La aurora del amanecer se vislumbraba al fondo, las negras tinieblas que cubrian la escena escapaban quedandose con la intriga de cual seria el final. De improviso una nota monocorde rasgo el aire en todas direcciones, su fuente no provenia de la ajada fortaleza, si no de los confines de la noche y la bruma, pronto fue sustituida por el tintineo metalico de miles de piezas de hierro al chocar, aquella musica helo asta a las candentes y voraces llamas que esperaban. El tiempo seguia pasando y el entrechocar se hacia mas fuerte, los campos ya no humeaban, las llamas presas de un subito miedo habian retrocedido y verdes trozos de pasto aun quedaban indemnes, los ajados parapetos parecieron resurgir de su estupor y comenzaron a vomitar enormes vocanadas de rabioso humo, un humo que halla donde impactaba levantaba la tierra cubriendo la febril luz del fuego enemigo...
El humo aun circunda el lugar, las defensas han caido sin orden, el caos es duenyo de la escena, ya nada arde, pero tampoco nada canta, solo queda un impasible sol en su zenit que observa sin juzgar, pero que esa tarde cuando se ponga lo hara con tonos carmesi...
La aurora del amanecer se vislumbraba al fondo, las negras tinieblas que cubrian la escena escapaban quedandose con la intriga de cual seria el final. De improviso una nota monocorde rasgo el aire en todas direcciones, su fuente no provenia de la ajada fortaleza, si no de los confines de la noche y la bruma, pronto fue sustituida por el tintineo metalico de miles de piezas de hierro al chocar, aquella musica helo asta a las candentes y voraces llamas que esperaban. El tiempo seguia pasando y el entrechocar se hacia mas fuerte, los campos ya no humeaban, las llamas presas de un subito miedo habian retrocedido y verdes trozos de pasto aun quedaban indemnes, los ajados parapetos parecieron resurgir de su estupor y comenzaron a vomitar enormes vocanadas de rabioso humo, un humo que halla donde impactaba levantaba la tierra cubriendo la febril luz del fuego enemigo...
El humo aun circunda el lugar, las defensas han caido sin orden, el caos es duenyo de la escena, ya nada arde, pero tampoco nada canta, solo queda un impasible sol en su zenit que observa sin juzgar, pero que esa tarde cuando se ponga lo hara con tonos carmesi...
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